21/12/2018, 10:50
(Última modificación: 21/12/2018, 10:50 por Amedama Daruu.)
Kiroka les contestó que Yui ya les estaba esperando. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Kiroe, quien cargó el bulto y lo acercó al ascensor, un poco atrasada de Zetsuo. Las puertas se cerraron, y el elevador comenzó a subir. Un ascenso que se les hizo más largo que nunca.
«Por supuesto. ¿Qué pretendíamos, acaso? ¿Que Yui no sospechase absolutamente nada? Nos teletransportamos desde la habitación de Daruu. Aquí nadie ha notificado a ningún guardia de la puerta que salíamos. A estas alturas, si no nos consideran exiliados tendremos suerte.»
La parte lógica y legal de Kiroe salió a la palestra para recordarle lo mala kunoichi que había sido, al final, dejándose vencer por el cariño a Ayame y volviendo con el grupo para recuperarla. Ella habría sido más útil allí, con lo que se le daba bien. La planificación medida y la lengua de plata. Para calmar a Amekoro Yui. Para intentar frenarla de cometer alguna estupidez.
Algo le decía que iba a tener que representar el papel de caco bueno durante toda aquella función, sí.
Zetsuo y Kiroe caminaron a lo largo del pasillo que llevaba al despacho de la Arashikage. Las puertas estaban abiertas de par en par. Y desde allí pudieron ver las figuras de las dos mujeres que llevaban todo el peso del gobierno de la Lluvia. De espaldas, con el ventanal abierto, Yui observaba la aldea. «Y desea, en lo más hondo, arrojarnos por el balcón», pensó Kiroe, con una sonrisa nerviosa. «Va, va, va. Tranquilízate, Kiroe-chan. Haz lo que mejor sabes hacer. Yui es una buena líder, y tú llevas años a su servicio. No hay nada que temer.»
Zetsuo se abalanzó sobre el despacho como un águila que no sabe que ella puee ser la presa. Kiroe lo hizo mucho más tímidamente, y depositó a Ayame en el suelo con delicadeza al lado suya. Entonces, clavó la rodilla en el suelo, cediendo la autoridad a quien realmente la tenía. Y dijo:
—Venimos a dar una explicación por nuestra ausencia, y a disculparnos por nuestra temeridad. —Le dio un codazo a Zetsuo en la pierna.
Kiroe evitaba cualquier tipo de contacto visual con Shanise. Era mejor no hacerlo. Era mejor ser sincera y directa, reconociendo tu lugar, pero sin parecer que vienes a arrastrarte.
»También traemos a Ayame, aunque ha pasado algo terrible...
«Por supuesto. ¿Qué pretendíamos, acaso? ¿Que Yui no sospechase absolutamente nada? Nos teletransportamos desde la habitación de Daruu. Aquí nadie ha notificado a ningún guardia de la puerta que salíamos. A estas alturas, si no nos consideran exiliados tendremos suerte.»
La parte lógica y legal de Kiroe salió a la palestra para recordarle lo mala kunoichi que había sido, al final, dejándose vencer por el cariño a Ayame y volviendo con el grupo para recuperarla. Ella habría sido más útil allí, con lo que se le daba bien. La planificación medida y la lengua de plata. Para calmar a Amekoro Yui. Para intentar frenarla de cometer alguna estupidez.
Algo le decía que iba a tener que representar el papel de caco bueno durante toda aquella función, sí.
Zetsuo y Kiroe caminaron a lo largo del pasillo que llevaba al despacho de la Arashikage. Las puertas estaban abiertas de par en par. Y desde allí pudieron ver las figuras de las dos mujeres que llevaban todo el peso del gobierno de la Lluvia. De espaldas, con el ventanal abierto, Yui observaba la aldea. «Y desea, en lo más hondo, arrojarnos por el balcón», pensó Kiroe, con una sonrisa nerviosa. «Va, va, va. Tranquilízate, Kiroe-chan. Haz lo que mejor sabes hacer. Yui es una buena líder, y tú llevas años a su servicio. No hay nada que temer.»
Zetsuo se abalanzó sobre el despacho como un águila que no sabe que ella puee ser la presa. Kiroe lo hizo mucho más tímidamente, y depositó a Ayame en el suelo con delicadeza al lado suya. Entonces, clavó la rodilla en el suelo, cediendo la autoridad a quien realmente la tenía. Y dijo:
—Venimos a dar una explicación por nuestra ausencia, y a disculparnos por nuestra temeridad. —Le dio un codazo a Zetsuo en la pierna.
Kiroe evitaba cualquier tipo de contacto visual con Shanise. Era mejor no hacerlo. Era mejor ser sincera y directa, reconociendo tu lugar, pero sin parecer que vienes a arrastrarte.
»También traemos a Ayame, aunque ha pasado algo terrible...