El Yotsuki se quedó un rato más con los dados, ignorando a ambas damiselas que se disponían a participar en el bingo.
—Es allá— Señaló a un jovencito rubio vestido cómo mayordomo y que sostenía una bandeja. Por su cara presuntuosa, quizás podría reconocerlo y darse cuenta que era el mismo joven esa misma tarde repartía volantes alegremente. —Creo recordar que la tarjeta vale cien. Normalmente es mas costoso, pero parece que hoy organizaron un evento un poco más familiar ya que es para obras de caridad. Muchos de los premios son donaciones que realizó gente importante—. Canturreó alegre mientras se acercaba al muchacho.
—¡Buenas noches!— No parecía haber perdido su energía. —Ohh, me alegra saber que se decidió a venir— Comentó al ver a Mei. —¿La otra señorita no la acompaña?— Volteó a ver a varios lados, un tanto nervioso.
—Es allá— Señaló a un jovencito rubio vestido cómo mayordomo y que sostenía una bandeja. Por su cara presuntuosa, quizás podría reconocerlo y darse cuenta que era el mismo joven esa misma tarde repartía volantes alegremente. —Creo recordar que la tarjeta vale cien. Normalmente es mas costoso, pero parece que hoy organizaron un evento un poco más familiar ya que es para obras de caridad. Muchos de los premios son donaciones que realizó gente importante—. Canturreó alegre mientras se acercaba al muchacho.
—¡Buenas noches!— No parecía haber perdido su energía. —Ohh, me alegra saber que se decidió a venir— Comentó al ver a Mei. —¿La otra señorita no la acompaña?— Volteó a ver a varios lados, un tanto nervioso.