9/10/2015, 00:11
(Última modificación: 19/10/2015, 21:09 por Inuzuka Nabi.)
¤ Huesos de cristal
Supongo que os resultará familiar a todos xD Misma ventaja de siempre pero con distinta explicación, y esta vez sin el hándicap de morir.
Datsue nació con una extraña enfermedad a la que los más sabios llamaron huesos de cristal, que le hacía padecer de una fragilidad ósea extraordinaria. Su fragilidad era tal, que sufría múltiples fracturas por el simple hecho de crecer. Sus huesos más largos, como el de las piernas, se deformaban progresivamente y nadie creía que pudiese llegar a caminar jamás. Eso si sobrevivía a la enfermedad.
La leyenda cuenta que cuando los ninjas de Takigakure imprimen sus más puros deseos a un farolillo y lo arrojan al Río de la Cascada en Año Nuevo, estos se cumplen. A diferencia de otros años, en la celebración del año nuevo del 190, muchos de estos farolillos llevaban un único e idéntico deseo: que Datsue se curase.
Datsue, que aquella noche había dormido bajo el refugio del Árbol Sagrado, despertó con el mismo aspecto de siempre y, sin embargo, algo en él había cambiado. A medida que fue creciendo, sus huesos se moldearon de la forma correcta, se fortalecieron como el diamante más puro y su piel se volvió dura como el grafeno. Desde entonces, ni la katana más afilada pudo penetrar su piel (aunque sí producir cortes superficiales), y ni la técnica más devastadora causarle rasguño alguno. Si no fuese por el dolor y el agotamiento, que podrían quebrar su mente hasta la inconsciencia o incluso la muerte, Datsue sería invencible (Voluntad sustituye a Resistencia en las restricciones de la cantidad de PV).
Algunos piensan que el deseo conjunto de la mayoría de habitantes de Takigakure obró el milagro, otros, que fue gracias al Árbol Sagrado, que bendijo al infante con su savia divina. Lo más probable, sin embargo, es que no se llegue a saber nunca lo que ocurrió aquella mágica noche del año 190.
La leyenda cuenta que cuando los ninjas de Takigakure imprimen sus más puros deseos a un farolillo y lo arrojan al Río de la Cascada en Año Nuevo, estos se cumplen. A diferencia de otros años, en la celebración del año nuevo del 190, muchos de estos farolillos llevaban un único e idéntico deseo: que Datsue se curase.
Datsue, que aquella noche había dormido bajo el refugio del Árbol Sagrado, despertó con el mismo aspecto de siempre y, sin embargo, algo en él había cambiado. A medida que fue creciendo, sus huesos se moldearon de la forma correcta, se fortalecieron como el diamante más puro y su piel se volvió dura como el grafeno. Desde entonces, ni la katana más afilada pudo penetrar su piel (aunque sí producir cortes superficiales), y ni la técnica más devastadora causarle rasguño alguno. Si no fuese por el dolor y el agotamiento, que podrían quebrar su mente hasta la inconsciencia o incluso la muerte, Datsue sería invencible (Voluntad sustituye a Resistencia en las restricciones de la cantidad de PV).
Algunos piensan que el deseo conjunto de la mayoría de habitantes de Takigakure obró el milagro, otros, que fue gracias al Árbol Sagrado, que bendijo al infante con su savia divina. Lo más probable, sin embargo, es que no se llegue a saber nunca lo que ocurrió aquella mágica noche del año 190.
Supongo que os resultará familiar a todos xD Misma ventaja de siempre pero con distinta explicación, y esta vez sin el hándicap de morir.