3/01/2019, 01:56
«Seguramente alguien que tiene joyas mejores» deduje internamente.
Ante la interrogante del rubio, negué con la cabeza, para luego saltar con sorpresa al escuchar aquel grito eufórico que me tomó desprevenida, la descompostura del muchacho duró unos escasos segundos porque recobró su profesionalismo y me tendió uno de los cartones de bingo —. Gracias— al tomar el cartón noté que tenía un gran número doce que resaltaba en una esquina, y por sí no llamaba la suficiente atención tenía un fondo rojo, para asegurarse de que no pasase por alto. Como buen trabajado el joven debió percibir mi atención por aquel número y no tardó en dar una explicación breve —. Ya veo— desvié mi mirada hacia las elegantes mesas que estaban plagadas de personas que lucían sus mejores pintas.
— ¿Cómo?— miré rápidamente el cartón de Kokona, el suyo tenia el número diecisiete —. Es una lástima— dije con un deje de resignación —. Estaré pendiente de ti.
«¿Medidas de seguridad? ¿Qué podría pasar?» Me preguntaba ignorando lo que podría presentarte.
—Kokona-san, será mejor que tomemos nuestros asientos, seguro que no tarda en empezar el bingo— propuse para luego dar un trago a la bebida en mi copa, que parecía haber quedado abandonada, incluso empezaba a calentarse.
Tomé la delantera y me dirigí a mi mesa, me paseé por los puestos para encontrar la silla y al hacerlo reposé en ella.
Ante la interrogante del rubio, negué con la cabeza, para luego saltar con sorpresa al escuchar aquel grito eufórico que me tomó desprevenida, la descompostura del muchacho duró unos escasos segundos porque recobró su profesionalismo y me tendió uno de los cartones de bingo —. Gracias— al tomar el cartón noté que tenía un gran número doce que resaltaba en una esquina, y por sí no llamaba la suficiente atención tenía un fondo rojo, para asegurarse de que no pasase por alto. Como buen trabajado el joven debió percibir mi atención por aquel número y no tardó en dar una explicación breve —. Ya veo— desvié mi mirada hacia las elegantes mesas que estaban plagadas de personas que lucían sus mejores pintas.
— ¿Cómo?— miré rápidamente el cartón de Kokona, el suyo tenia el número diecisiete —. Es una lástima— dije con un deje de resignación —. Estaré pendiente de ti.
«¿Medidas de seguridad? ¿Qué podría pasar?» Me preguntaba ignorando lo que podría presentarte.
—Kokona-san, será mejor que tomemos nuestros asientos, seguro que no tarda en empezar el bingo— propuse para luego dar un trago a la bebida en mi copa, que parecía haber quedado abandonada, incluso empezaba a calentarse.
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Hablo (Aquamarine)
«Pienso»
Akito (Teal)
Naoko (Lightcoral)
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