3/01/2019, 02:39
—Descuida cariño, nos veremos— Sonrío algo triste y se dirigió a su asiento.
Los pedestales fueron movidos por los guardias de negro, colocándolos en una fila delante de las mesas para que los presentes pudieran apreciar los distintos premios: Una cajita de musical bañada en oro con una estatuilla de bailarina incluída, un cuadro de corte impresionista que representaba unas montañas azules, el preciado anillo de serpiente, un jarrón extraño que mezclaba cristal y porcelana en su estructura, y finalmente, un kimono lustroso de seda con bordados en temática de peces koi.
—¡Bienvenidos sean y gracias por asistir a la apertura de nuestra nueva sede del Constellation Royal Casino!— En la tarima apareció un hombre bajito, con traje de gala, sombrero de copa, bastón en mano, una nariz aguileña muy alargada y un monóculo dorado. —También quiero agradecer a nuestros colaboradores por ofrecer la mercancía que se exhibe ante sus ojos. Cómo sabrán, queríamos que esta noche fuera un poco más familiar y abierta a todo tipo de personas. ¿La razón? Aún cuando Tanzaku Gai es conocida por su riqueza cultural, cómo en todos lados, siempre hay un lado apestoso que no quiere ser mostrado a la luz. Por eso, un setenta por ciento de lo obtenido será donado a la Fundación Hakaze para ayudar a las personas de escasos recursos de la ciudad— Se ajustó la corbatilla mientras escuchaba los aplausos de los presentes.
»Deseo darle una mención de honor a la representante de la fami-
El sonido de una alarma prolongada interrumpió su discurso, acompañado del sonido de unos aspersores accionándose, rociando agua sobre todos los presentes.
—¡Calma, calma!— Intentó tranquilizar a los presentes aunque algunos estaban más molestos que asustados. —Oh maldición, ¿por qué hoy? ¡Hey!— Alzó ambos brazos para llamar a los meseros y mayordomos. —Tapen las piezas para que no se dañen, también llévense a la gente a la zona del hotel para brindarles toallas. ¡Y APAGUEN LOS MALDITOS ROCIADORES!— Ordenó.
Los pedestales fueron movidos por los guardias de negro, colocándolos en una fila delante de las mesas para que los presentes pudieran apreciar los distintos premios: Una cajita de musical bañada en oro con una estatuilla de bailarina incluída, un cuadro de corte impresionista que representaba unas montañas azules, el preciado anillo de serpiente, un jarrón extraño que mezclaba cristal y porcelana en su estructura, y finalmente, un kimono lustroso de seda con bordados en temática de peces koi.
—¡Bienvenidos sean y gracias por asistir a la apertura de nuestra nueva sede del Constellation Royal Casino!— En la tarima apareció un hombre bajito, con traje de gala, sombrero de copa, bastón en mano, una nariz aguileña muy alargada y un monóculo dorado. —También quiero agradecer a nuestros colaboradores por ofrecer la mercancía que se exhibe ante sus ojos. Cómo sabrán, queríamos que esta noche fuera un poco más familiar y abierta a todo tipo de personas. ¿La razón? Aún cuando Tanzaku Gai es conocida por su riqueza cultural, cómo en todos lados, siempre hay un lado apestoso que no quiere ser mostrado a la luz. Por eso, un setenta por ciento de lo obtenido será donado a la Fundación Hakaze para ayudar a las personas de escasos recursos de la ciudad— Se ajustó la corbatilla mientras escuchaba los aplausos de los presentes.
»Deseo darle una mención de honor a la representante de la fami-
¡¡¡RIIIIIIIIIIIIING!!!
El sonido de una alarma prolongada interrumpió su discurso, acompañado del sonido de unos aspersores accionándose, rociando agua sobre todos los presentes.
—¡Calma, calma!— Intentó tranquilizar a los presentes aunque algunos estaban más molestos que asustados. —Oh maldición, ¿por qué hoy? ¡Hey!— Alzó ambos brazos para llamar a los meseros y mayordomos. —Tapen las piezas para que no se dañen, también llévense a la gente a la zona del hotel para brindarles toallas. ¡Y APAGUEN LOS MALDITOS ROCIADORES!— Ordenó.