5/01/2019, 20:54
—¡Sólo que no tiene por qué ser así! —protestó Daruu, levantándose de golpe de la silla—. ¡Mira, Kokuō, tú misma lo has dicho! Tal vez algunos de tus hermanos lo habría hecho, se habría vengado. Pero tú no lo hiciste. Bien, tal vez algunos de mis congéneres te quieran ver encerrada. Tal vez Zetsuo prefiriese matarte y hacerte desaparecer del mapa para siempre. ¡Pero yo no, a mi me da igual, sólo quiero vivir en paz! Y estar con Ayame. ¡Y a Ayame tampoco le importaría que fueras libre!
—¿No hay ninguna alternativa? ¡Ayame compartiría la libertad contigo si le dieras la oportunidad! Si no tuviese que temer perder el control a la mínima de cambio y con ello la vida, te dejaría libre. Estoy seguro. Ella es así. Tú puedes dejarla salir, ¿verdad? ¿Por qué ella no puede hacer lo mismo contigo, darte el control temporalmente cuando le reviertan el sello? ¡La Arashikage ni siquiera tiene que saberlo!
Kokuō entrecerró los ojos, sin embargo. Recelaba, por supuesto que recelaba. El mismo Uchiha Datsue había intentado ganarse su confianza para algo que sólo él conocía. ¿Por qué no iba a estar Daruu haciendo lo mismo? Había diferencias, por supuesto: Datsue se había alegrado del estado de Ayame y se había ofrecido como un espía, como un doble agente. Todo para su seguridad, no, todo porque Ayame quedara encerrada. Daruu estaba intentando buscar la manera de que ambas partas quedaran satisfechas. Que ambas... fueran libres. Incluso a las espaldas de la propia Arashikage.
—Creo que no debería gritar algo así dentro de sus propios muros, muchacho —afirmó, con una débil sonrisa divertida, haciendo alusión a las últimas palabras que había pronunciado Daruu—. O puede que en breve seamos vecinos de celda.
«Es cierto... Yo ya te lo dije, Kokuō.»
—¿No hay ninguna alternativa? ¡Ayame compartiría la libertad contigo si le dieras la oportunidad! Si no tuviese que temer perder el control a la mínima de cambio y con ello la vida, te dejaría libre. Estoy seguro. Ella es así. Tú puedes dejarla salir, ¿verdad? ¿Por qué ella no puede hacer lo mismo contigo, darte el control temporalmente cuando le reviertan el sello? ¡La Arashikage ni siquiera tiene que saberlo!
Kokuō entrecerró los ojos, sin embargo. Recelaba, por supuesto que recelaba. El mismo Uchiha Datsue había intentado ganarse su confianza para algo que sólo él conocía. ¿Por qué no iba a estar Daruu haciendo lo mismo? Había diferencias, por supuesto: Datsue se había alegrado del estado de Ayame y se había ofrecido como un espía, como un doble agente. Todo para su seguridad, no, todo porque Ayame quedara encerrada. Daruu estaba intentando buscar la manera de que ambas partas quedaran satisfechas. Que ambas... fueran libres. Incluso a las espaldas de la propia Arashikage.
«Llegará el día que tengáis que unir fuerzas con compañeros humanos que prueben ser dignos para enfrentar un mal mayor»
—Creo que no debería gritar algo así dentro de sus propios muros, muchacho —afirmó, con una débil sonrisa divertida, haciendo alusión a las últimas palabras que había pronunciado Daruu—. O puede que en breve seamos vecinos de celda.