6/01/2019, 17:07
Pasaron tres fríos y húmedos días con sus tres frías y húmedas noches.
Y cuando Daruu regresó a visitar a Ayame y a Kokuō se encontró con varias sutiles diferencias: la primera era la bandeja junto a la puerta, con un cuenco con caldo ya frío y un plato con algo de arroz, ambos a medio comer en lugar de estar intactos. La segunda era el estado del propio Bijū, que permanecía sentada con las piernas cruzadas contra la pared, terriblemente sombría y malhumorada.
Un gesto que se acrecentó aún más al escuchar las palabras del muchacho.
—Así que fue usted. Usted se lo dijo a esos estúpidos humanos —respondió, con un ronco gruñido—. Han estado viniendo tres veces al día. Y tres veces al día han estado reduciéndome y forzándome a comer esa comida y a ingerir ese asqueroso líquido. ¿"Medicina", lo llaman? ¡JÁ! ¡Me están envenenando!
Y cuando Daruu regresó a visitar a Ayame y a Kokuō se encontró con varias sutiles diferencias: la primera era la bandeja junto a la puerta, con un cuenco con caldo ya frío y un plato con algo de arroz, ambos a medio comer en lugar de estar intactos. La segunda era el estado del propio Bijū, que permanecía sentada con las piernas cruzadas contra la pared, terriblemente sombría y malhumorada.
Un gesto que se acrecentó aún más al escuchar las palabras del muchacho.
—Así que fue usted. Usted se lo dijo a esos estúpidos humanos —respondió, con un ronco gruñido—. Han estado viniendo tres veces al día. Y tres veces al día han estado reduciéndome y forzándome a comer esa comida y a ingerir ese asqueroso líquido. ¿"Medicina", lo llaman? ¡JÁ! ¡Me están envenenando!