10/01/2019, 03:53
La transformación del can se dio con rapidez, como si fuese algo de lo más normal. Kazuma, en el exterior, se limitó a girar la cabeza y dar una rápida mirada de recorrido vertical. Pero en el interior bullía como un chiquillo que ha visto un hermoso truco de magia por primera vez: quería hacer mil preguntas al respecto, pero el espectáculo no se iba a detener por ello. Sus labios temblaban de curiosidad, como una represa que apenas puede contener las aguas de una crecida. Pero la voz de la anciana le atrajo hacia otro punto, uno en el que estaba seguro de que Hanamura no era la clase de lugar que querría visitar o sobre el cual quisiera saber.
—¡Bien! Les doy ilustraciones de ellas para hacer más fácil el encontrarlas. Son de mi enciclopedia, no crean que soy una artista... ¡En fin! Pongan atención, que les diré dónde encontrarlas y cómo tratarlas.
Fue escuchar esto e instantemente Kazuma extrajo del interior de su camisa una pequeña libreta y una plumilla metalica. La memoria podía ser un tanto arbitraria en cuanto a los detalles que elegía desechar, y por aquello mismo consideraba necesario el tener un respaldo con tanta información como le fuese posible.
El peliblanco se mantuvo escribiendo de forma casi mecánica durante el tiempo que la tendera estuvo explicándoles el como debian buscar y proceder. Solo levantaba la vista cuando le interesaba ver los gestos respecto a cómo cortar o extraer las plantas.
—¿Quedó todo claro?
—Yo tengo tres preguntas, un tanto nimias pero que son parte del protocolo —aseguro, posando sobre la anciana una mirada firme y serena, sintiéndose e intentando ser profesional—: ¿Alguna de las hierbas a buscar es ilegal en uso o comercio? ¿Es necesario algún equipo como guantes o mascarillas? ¿Sabe de alguna dificultad como criaturas peligrosas o hierbas impostoras?
—¡Bien! Les doy ilustraciones de ellas para hacer más fácil el encontrarlas. Son de mi enciclopedia, no crean que soy una artista... ¡En fin! Pongan atención, que les diré dónde encontrarlas y cómo tratarlas.
Fue escuchar esto e instantemente Kazuma extrajo del interior de su camisa una pequeña libreta y una plumilla metalica. La memoria podía ser un tanto arbitraria en cuanto a los detalles que elegía desechar, y por aquello mismo consideraba necesario el tener un respaldo con tanta información como le fuese posible.
El peliblanco se mantuvo escribiendo de forma casi mecánica durante el tiempo que la tendera estuvo explicándoles el como debian buscar y proceder. Solo levantaba la vista cuando le interesaba ver los gestos respecto a cómo cortar o extraer las plantas.
—¿Quedó todo claro?
—Yo tengo tres preguntas, un tanto nimias pero que son parte del protocolo —aseguro, posando sobre la anciana una mirada firme y serena, sintiéndose e intentando ser profesional—: ¿Alguna de las hierbas a buscar es ilegal en uso o comercio? ¿Es necesario algún equipo como guantes o mascarillas? ¿Sabe de alguna dificultad como criaturas peligrosas o hierbas impostoras?