13/01/2019, 21:49
—Gra... gracias... —murmuró el chico tras un largo silencio, tan confundido como si acabara de ver a un caballo cantándole el cumpleaños feliz—. ¿Cómo estáis? Quiero decir... aparte del golpe.
—Aparte de dolorida, igual que ayer. E igual que antes de ayer. Y probablemente igual que mañana —respondió Kokuō, taciturna, mientras volvía a sentarse en la cama y apoyaba sendos antebrazos sobre las piernas—. No hay muchas opciones entre estas cuatro paredes, más que esperar... y esperar. —Le miró por el rabillo del ojo, con sus chispeantes ojos turquesas—. Aunque quizás esa pregunta debería hacérsela a la señorita. Entre lo que pasó ayer con usted y lo de hoy con su padre, no quiere volver a salir.
»Ha llegado a decir que prefiere morir a seguir así.
—Y de hecho ahora me está increpando por contártelo.
—Y que me odia.
—Aparte de dolorida, igual que ayer. E igual que antes de ayer. Y probablemente igual que mañana —respondió Kokuō, taciturna, mientras volvía a sentarse en la cama y apoyaba sendos antebrazos sobre las piernas—. No hay muchas opciones entre estas cuatro paredes, más que esperar... y esperar. —Le miró por el rabillo del ojo, con sus chispeantes ojos turquesas—. Aunque quizás esa pregunta debería hacérsela a la señorita. Entre lo que pasó ayer con usted y lo de hoy con su padre, no quiere volver a salir.
»Ha llegado a decir que prefiere morir a seguir así.
«Acusica. Traidora.»
—Y de hecho ahora me está increpando por contártelo.
«¡Te odio!»
—Y que me odia.
«...»