17/01/2019, 14:21
Tan solo unas horas después, las puertas del calabozo volvieron a abrirse de nuevo. Esta vez, Kokuo no tuvo que esperar a que un fantasma se materializase frente a ella para saber que aquellos pasos pertenecían a Amedama Daruu. El muchacho caminaba algo más deprisa de lo habitual, y resollaba, claramente agitado por algo. Cuando apareció por la esquina de la celda y se asió a los barrotes, Kokuo supo que algo había ocurrido.
—Yu... Yui ha salido de la aldea —dijo—. Va a haber... una reunión... de los tres kages. En el Valle de los Dojos. —Daruu se separó de los barrotes y cogió la silla, disponiéndola frente a la celda como ya acostumbraba a hacer—. Eso significa que van a tener que pedir ayuda a Uzushiogakure para revertir el sello, según mamá. —Sombrío, pensó en esos malditos uzureños, y deseó con todas sus fuerzas que Yui hiciese una buena negociación... o que Shanise ayudase—. Espero que sea pronto y que lo consigan, y así podréis salir de esa celda.
—Yu... Yui ha salido de la aldea —dijo—. Va a haber... una reunión... de los tres kages. En el Valle de los Dojos. —Daruu se separó de los barrotes y cogió la silla, disponiéndola frente a la celda como ya acostumbraba a hacer—. Eso significa que van a tener que pedir ayuda a Uzushiogakure para revertir el sello, según mamá. —Sombrío, pensó en esos malditos uzureños, y deseó con todas sus fuerzas que Yui hiciese una buena negociación... o que Shanise ayudase—. Espero que sea pronto y que lo consigan, y así podréis salir de esa celda.