4/02/2019, 23:06
El zigzagueo de dificultad de la prueba había estado variando durante la noche, esto mantenía a Geki en una montaña rusa de esperanza, de que esto fuera fácil, pero por fin se rindió, afrontarían aquello solos, como ninjas bien entrenados. Escuchó las palabras de sus compañeros, pero no emitió palabra alguna, simplemente contesto con un pequeño gesto, un movimiento de cabeza afirmativo.
El Senju siguió a la sensei y su compañero tal lo acordado, estaba nervioso y tragaba más saliva de lo habitual, como si su cuerpo mismo lo estuviera ahogando en señal que no debía continuar. Pero no le quedó más remedio que apretar los dientes e ir pasando saliva por la ajustada garganta. A pesar de la pequeña traición momentánea de su cuerpo, todo había salido como lo planeado y con total naturalidad.
A medida que se retiraban de la aldea la temperatura disminuía, la falta de edificaciones dejaba correr más libre al viento que hacia bajar la sensación térmica. La flora se iba poniendo más espesa y el sonido de de los grillos y animales salvajes aumentaba en coro. Geki clavaba los ojos en cualquier sonido repentino o que él considerara sospechoso, pero en su gran mayoría no eran nada, solo frutos de su paranoia.
— Bien, los dejaré aquí. El bosque no está lejos. Tened cuidado ahí dentro
— Gracias, sensei, te debo una —
El pequeño dialogo devolvió a Geki a tierra. Y se apresuró en contestar. — Muchas gracias Sora-sensei— dijo mientras dio unos pasos más para colocarse junto a Yota.
El Senju siguió a la sensei y su compañero tal lo acordado, estaba nervioso y tragaba más saliva de lo habitual, como si su cuerpo mismo lo estuviera ahogando en señal que no debía continuar. Pero no le quedó más remedio que apretar los dientes e ir pasando saliva por la ajustada garganta. A pesar de la pequeña traición momentánea de su cuerpo, todo había salido como lo planeado y con total naturalidad.
A medida que se retiraban de la aldea la temperatura disminuía, la falta de edificaciones dejaba correr más libre al viento que hacia bajar la sensación térmica. La flora se iba poniendo más espesa y el sonido de de los grillos y animales salvajes aumentaba en coro. Geki clavaba los ojos en cualquier sonido repentino o que él considerara sospechoso, pero en su gran mayoría no eran nada, solo frutos de su paranoia.
— Bien, los dejaré aquí. El bosque no está lejos. Tened cuidado ahí dentro
— Gracias, sensei, te debo una —
El pequeño dialogo devolvió a Geki a tierra. Y se apresuró en contestar. — Muchas gracias Sora-sensei— dijo mientras dio unos pasos más para colocarse junto a Yota.