26/02/2019, 17:40
—Quién sabe. —Murmuró la chica.
Ante la negativa de Daruu, Eri asintió y animó al chico a que la siguiese para llegar hasta el lugar en cuestión. No recordaba muy bien cómo llegar, así que al final terminó por preguntar a algún que otro lugareño de por ahí hasta que dio con la gran plaza donde Ayame y ella habían cantado y se habían reencontrado casi un año después.
El lugar, tal y como recordaba, era pequeño y acogedor, con varias mesas cerca de las ventanas y otras desperdigadas por el local. Al final del lugar se hallaba un pequeño mostrador con diferentes pastas, dulces y algún que otro bizcocho.
Eri entró, haciendo sonar algunos cascabeles de encima de la puerta, y la joven mujer que normalmente las atendía levantó sus ojerosos ojos del periódico que leía, aunque la poca clientela que tenía ni si quiera se dignó a levantar la mirada.
—Ven —invitó, yendo a la mesa que normalmente ocupaba con Ayame, una cerca de la ventana, con varias cartas y algo alejada de la puerta—. Aquí suelo sentarme con Ayame.
Y luego tomó una carta, buscando lo que querría pedir.
Ante la negativa de Daruu, Eri asintió y animó al chico a que la siguiese para llegar hasta el lugar en cuestión. No recordaba muy bien cómo llegar, así que al final terminó por preguntar a algún que otro lugareño de por ahí hasta que dio con la gran plaza donde Ayame y ella habían cantado y se habían reencontrado casi un año después.
El lugar, tal y como recordaba, era pequeño y acogedor, con varias mesas cerca de las ventanas y otras desperdigadas por el local. Al final del lugar se hallaba un pequeño mostrador con diferentes pastas, dulces y algún que otro bizcocho.
Eri entró, haciendo sonar algunos cascabeles de encima de la puerta, y la joven mujer que normalmente las atendía levantó sus ojerosos ojos del periódico que leía, aunque la poca clientela que tenía ni si quiera se dignó a levantar la mirada.
—Ven —invitó, yendo a la mesa que normalmente ocupaba con Ayame, una cerca de la ventana, con varias cartas y algo alejada de la puerta—. Aquí suelo sentarme con Ayame.
Y luego tomó una carta, buscando lo que querría pedir.