26/02/2019, 20:35
Eri caminó junto a Nabi a través del paseo lleno de puestos, pero ninguno parecía gustarle a Nabi, que simplemente pasaba de todos ellos y seguía buscando alguno para comer algún tipo de carne. Ella se hubiera resignado a comer algún dulce o incluso bolitas de pulpo, pero él no parecía darse por vencido.
Hasta que habló.
—Eres preciosa, Eri, digo, estás preciosa, el vestidito y tal. Tú me entiendes. Que también eres preciosa, pero hoy se acentúa porque vas muy elegante. Que no es que no vayas elegante de normal, me gusta como vas diariamente, cualquier cosa te sienta bien. ¡Pero! Me refería a hoy, porque hoy es hoy, y te lo estoy diciendo ahora. Pues eso.
Su primera reacción fue sonrojarse, y es que, ¿quién narices saca aquel tema tan de pronto? Además, había que tener en cuenta que a Eri nadie le había dicho semejantes palabras con anterioridad, ni tampoco se había dedicado a arreglarse para impresionar a nadie. Así que alguien que nunca —o casi nunca— te ha dicho algo parecido te lo diga después de todo ese tiempo, era algo extraño.
—Esto... ¿Gracias? —agradeció ligeramente—. Aunque creo que estoy como siempre, es decir, no me he arreglado mucho, solo he venido con mis hermanos un poco... —explicó, y luego se fijó en el chico, y... —. Tú estás igual que siempre, solo que peinado.
Y sería todo lo que diría sobre el aspecto del chico.
Hasta que habló.
—Eres preciosa, Eri, digo, estás preciosa, el vestidito y tal. Tú me entiendes. Que también eres preciosa, pero hoy se acentúa porque vas muy elegante. Que no es que no vayas elegante de normal, me gusta como vas diariamente, cualquier cosa te sienta bien. ¡Pero! Me refería a hoy, porque hoy es hoy, y te lo estoy diciendo ahora. Pues eso.
Su primera reacción fue sonrojarse, y es que, ¿quién narices saca aquel tema tan de pronto? Además, había que tener en cuenta que a Eri nadie le había dicho semejantes palabras con anterioridad, ni tampoco se había dedicado a arreglarse para impresionar a nadie. Así que alguien que nunca —o casi nunca— te ha dicho algo parecido te lo diga después de todo ese tiempo, era algo extraño.
—Esto... ¿Gracias? —agradeció ligeramente—. Aunque creo que estoy como siempre, es decir, no me he arreglado mucho, solo he venido con mis hermanos un poco... —explicó, y luego se fijó en el chico, y... —. Tú estás igual que siempre, solo que peinado.
Y sería todo lo que diría sobre el aspecto del chico.