26/02/2019, 23:38
Daruu pareció ver algo en la carta que llamó su atención, y justo levantó la mirada cuando él la posó sobre ella, cosa que pasó por un periodo muy breve de tiempo donde ambos volvieron a mirar sus respectivas cartas.
—Hay un chocolate blanco con caramelo, nata y canela por encima —Eri lo buscó con la mirada entre todas las imágenes que allí había—. Tiene que estar bien.
La verdad es que mala pinta no tenía, no.
Seguramente ya sabía qué pedir.
—Pues... La verdad es que tiene todos los ingredientes que me gustan —dijo, de pronto, y justo después Daruu preguntó a cerca de si venía alguien o no a tomarles la nota—. Normalmente vienen, no sé si hoy será igual, llevo sin venir un tiempo.
Giró la cabeza y miró al mostrador, donde la mujer ya había abandonado el periódico y se acercaba con algo entre las manos para seguramente tomar nota de lo que querían. Eri giró la cabeza de nuevo e hizo como si mirase la carta con entusiasmo, simplemente por no mirar de forma impaciente a quien se estaba acercando.
—Bienvenidos, chicos —saludó la mujer, sonriendo, ligeramente diferente a como los había tratado cuando entraron al local—. ¿Ya sabéis qué queréis tomar? —preguntó.
—Esto... Yo quiero uno de chocolate blanco con caramelo, con nata y canela por encima, por favor. —pidió, bajando la voz conforme terminaba de pedir lo que quería, tapándose parcialmente por la carta. La mujer lo apuntó.
Luego miró a Daruu.
—Hay un chocolate blanco con caramelo, nata y canela por encima —Eri lo buscó con la mirada entre todas las imágenes que allí había—. Tiene que estar bien.
La verdad es que mala pinta no tenía, no.
Seguramente ya sabía qué pedir.
—Pues... La verdad es que tiene todos los ingredientes que me gustan —dijo, de pronto, y justo después Daruu preguntó a cerca de si venía alguien o no a tomarles la nota—. Normalmente vienen, no sé si hoy será igual, llevo sin venir un tiempo.
Giró la cabeza y miró al mostrador, donde la mujer ya había abandonado el periódico y se acercaba con algo entre las manos para seguramente tomar nota de lo que querían. Eri giró la cabeza de nuevo e hizo como si mirase la carta con entusiasmo, simplemente por no mirar de forma impaciente a quien se estaba acercando.
—Bienvenidos, chicos —saludó la mujer, sonriendo, ligeramente diferente a como los había tratado cuando entraron al local—. ¿Ya sabéis qué queréis tomar? —preguntó.
—Esto... Yo quiero uno de chocolate blanco con caramelo, con nata y canela por encima, por favor. —pidió, bajando la voz conforme terminaba de pedir lo que quería, tapándose parcialmente por la carta. La mujer lo apuntó.
Luego miró a Daruu.