10/03/2019, 16:47
El sonido le llevo hasta lo que parecía ser una pierna, una pierna perteneciente a una muchacha joven. Su primera impresión fue la del cuerpo inconsciente de Sora siendo arrastrado a las profundidades del bosque; la segunda fue de peligro, ante la súbita y agresiva aparición de un hombre cubierto de negro y esgrimiendo un garrote contra él. Kazuma le miro algo perplejo, y el sujeto trato de golpearle, pero el ninja consiguió retroceder unos pasos y esquivarle.
La situación no necesitaba mayor explicación: aquel era un asaltante o un secuestrador que se había topado con una inocente jovencita, y que la había dejado inconsciente para llevársela a cumplir oscuros propósitos. Ahora su deber era detenerle, pero quería recurrir al mínimo de violencia posible; resolver todo sin combatir, si se daba la oportunidad.
—Abandona a la chica y retírate en paz, y no habrá necesidad de violencia —aseguro mientras extraía y desenvainaba su bokken, esperando que la visible carga de chakra gris que le imprimía fuese suficiente disuasorio.
Lo suyo no era hacer amenazas o intimidar, pues creía que la batalla más beneficiosa era aquella evitada. Aun así, reconocía la violencia como una solución válida cuando los disuasorios fallaban. Aquello, sumado a su aplomo, daba como resultado el que sus advertencias no fuesen agresivas u ofensivas; aunque ciertamente eran certeras y llenas de determinación.
La situación no necesitaba mayor explicación: aquel era un asaltante o un secuestrador que se había topado con una inocente jovencita, y que la había dejado inconsciente para llevársela a cumplir oscuros propósitos. Ahora su deber era detenerle, pero quería recurrir al mínimo de violencia posible; resolver todo sin combatir, si se daba la oportunidad.
—Abandona a la chica y retírate en paz, y no habrá necesidad de violencia —aseguro mientras extraía y desenvainaba su bokken, esperando que la visible carga de chakra gris que le imprimía fuese suficiente disuasorio.
Lo suyo no era hacer amenazas o intimidar, pues creía que la batalla más beneficiosa era aquella evitada. Aun así, reconocía la violencia como una solución válida cuando los disuasorios fallaban. Aquello, sumado a su aplomo, daba como resultado el que sus advertencias no fuesen agresivas u ofensivas; aunque ciertamente eran certeras y llenas de determinación.