13/03/2019, 13:42
Nabi tardó algunos instantes en responder. Lanzó un largo y tendido suspiro y se masajeó los ojos, como si estuviera midiendo cuidadosamente sus palabras. Aunque Ayame pronto comprendería que de medida entendía poco.
—En vistas de que hay una manipulación terrible de todo lo que pasó, en general, no solo lo que pasó en el estadio, es como si cada uno hubiese estado en un examen completamente diferente, pero bueno. Voy a contarte estrictamente lo que pasó. A ti se te fue la olla, con perdón, pero ser fue —comenzó, pero Ayame, lejos de ofenderse, sólo pudo agachar la cabeza con gesto culpable—, y Eri y el Uchiha feo se tiraron a salvarte a ti, y a todos ya que estaban, entonces Datsue se quedó solo en el ring. La primera reacción en las gradas fue de tu jefa, la subkage que os acompañaba, que se lanzó a por nuestro jinchuriki desenvainando la katana e intentando rajarle, literalmente.
«Shanise-senpai... eso debió ser cuando creyó que me habían secuestrado.» Asintió Ayame.
—«Por suerte, el segundo en reaccionar fue nuestro kage, que detuvo el arma y pidió a la más que agresiva amenia que se calmase. No estoy seguro de lo que pasó allí, porque yo estaba pendiente de Datsue, que salió por patas a ordenes de Hanabi, pero me han dicho que tu jefa escupió a mi kage. Todo normal.»
—Uh... —gimoteó Ayame, encogiéndose.
—Por la parte de Datsue, cuando intentaba ponerse a salvo de la subkage de Ame, entra un kuseño y le ataca por la espalda —continuó Nabi—. Tal cual, sin una orden de nadie, en medio del caos y por la espalda. El epitome de la conciliación lo llaman. Sin embargo, Stuffy y yo ya estábamos atentos al percal y pudimos impedir que le alcanzara su ataque. Mientras deteníamos a ese loco, aparecieron cuatro kuseños, uno de ellos fue directo a Datsue y le dio un puñetazo, de nuevo, así sin más. No sé si traerían ordenes de casa o como funcionan, pero fue una locura. Otro vino a placarme a mí, total, una fiesta sin ningún sentido. El único que se mantuvo al margen fue Juro. Hasta que Eri informó que estabas en el hospital. Ahí empezó la verdadera fiesta —sonrió—. Por suerte para ti, yo llegué antes que ellos al hospital. Estaba solo, contra cinco kuseños que se disponían a entrar por la fuerza en el lugar, dios sepa para qué. No sé qué coño se pensaban que estaba pasando en un HOSPITAL, después de que tu bicho te dejase hecha un cisco con su chakra, ¿curarte? Bueno, que estuvimos discutiendo Juro y yo en la puerta. Yo le dejaba bien claro que no iban a entrar con esa actitud y él me decía que solo quería saber si estabas bien. No te voy a mentir, si hubiera estado solo, yo mismo le hubiese acompañado dentro. Pero mientras el resto de kuseños se afilaban los colmillos y soltaban improperios por detrás, pues no. Y bueno, al final llegaron Hanabi y los otros dos y todo quedó en un emotivo relato de violencia sin sentido.
Ayame respiró hondo y alzó la mirada al cielo.
—Menudo lío... —comentó. Por dentro, su cerebro trabajaba a toda velocidad, hilando todas y cada una de las versiones que había recogido hasta el momento. Aquello era como un enrevesado puzzle, sólo que algunas de las piezas eran réplicas falsas y podían encajar de forma tan perfecta como las verdaderas—. El Kusajin me dijo que había intentado ir a hablar con Datsue, pero tu ahora me dices que fue a atacarle. Son dos versiones completamente opuestas, y mucho me temo que la verdad quedará para siempre entre vosotros —dijo, clavando la mirada de nuevo sobre él. No era que no quisiese creerle, pero en aquel momento tenía dos testimonios muy diferentes de dos personas muy diferentes con las que había interactuado muy diferente. Una parte de ella se resistía a creer que Yota pudiera haberle mentido, pero en aquellos instantes no podía hacer otra cosa que dudar de ambos—. Lamento lo de Shanise-senpai, espero que haya resuelto el problema con Hanabi-dono en la reunión que mantuvieron. Sin embargo, debo excusarla: ella creía que me habíais secuestrado. Y enterarse de que Uchiha Akame había esposado sin ningún motivo a Daruu después de haberle ayudado a él y a Eri-chan a contenerme no facilitó las cosas. Y supongo que los de Kusagakure fueron al hospital por ese mismo motivo, pero eso ya no puedo saberlo —añadió, de forma severa—. ¿Qué pretendía haciendo algo así? Daruu no se habría negado a llevarme al hospital para que recibiera atención médica, ni representaba una amenaza para nadie. Pero fue esposado, cuando yo era la única que debía ser contenida. Pero mucho me temo que se ha llevado ese secreto a su tumba.
»Sobre mí... sólo puedo pediros perdón por lo ocurrido. No hay día que no me arrepienta de haber perdido el control de ese modo. No volverá a ocurrir.
—En vistas de que hay una manipulación terrible de todo lo que pasó, en general, no solo lo que pasó en el estadio, es como si cada uno hubiese estado en un examen completamente diferente, pero bueno. Voy a contarte estrictamente lo que pasó. A ti se te fue la olla, con perdón, pero ser fue —comenzó, pero Ayame, lejos de ofenderse, sólo pudo agachar la cabeza con gesto culpable—, y Eri y el Uchiha feo se tiraron a salvarte a ti, y a todos ya que estaban, entonces Datsue se quedó solo en el ring. La primera reacción en las gradas fue de tu jefa, la subkage que os acompañaba, que se lanzó a por nuestro jinchuriki desenvainando la katana e intentando rajarle, literalmente.
«Shanise-senpai... eso debió ser cuando creyó que me habían secuestrado.» Asintió Ayame.
—«Por suerte, el segundo en reaccionar fue nuestro kage, que detuvo el arma y pidió a la más que agresiva amenia que se calmase. No estoy seguro de lo que pasó allí, porque yo estaba pendiente de Datsue, que salió por patas a ordenes de Hanabi, pero me han dicho que tu jefa escupió a mi kage. Todo normal.»
—Uh... —gimoteó Ayame, encogiéndose.
—Por la parte de Datsue, cuando intentaba ponerse a salvo de la subkage de Ame, entra un kuseño y le ataca por la espalda —continuó Nabi—. Tal cual, sin una orden de nadie, en medio del caos y por la espalda. El epitome de la conciliación lo llaman. Sin embargo, Stuffy y yo ya estábamos atentos al percal y pudimos impedir que le alcanzara su ataque. Mientras deteníamos a ese loco, aparecieron cuatro kuseños, uno de ellos fue directo a Datsue y le dio un puñetazo, de nuevo, así sin más. No sé si traerían ordenes de casa o como funcionan, pero fue una locura. Otro vino a placarme a mí, total, una fiesta sin ningún sentido. El único que se mantuvo al margen fue Juro. Hasta que Eri informó que estabas en el hospital. Ahí empezó la verdadera fiesta —sonrió—. Por suerte para ti, yo llegué antes que ellos al hospital. Estaba solo, contra cinco kuseños que se disponían a entrar por la fuerza en el lugar, dios sepa para qué. No sé qué coño se pensaban que estaba pasando en un HOSPITAL, después de que tu bicho te dejase hecha un cisco con su chakra, ¿curarte? Bueno, que estuvimos discutiendo Juro y yo en la puerta. Yo le dejaba bien claro que no iban a entrar con esa actitud y él me decía que solo quería saber si estabas bien. No te voy a mentir, si hubiera estado solo, yo mismo le hubiese acompañado dentro. Pero mientras el resto de kuseños se afilaban los colmillos y soltaban improperios por detrás, pues no. Y bueno, al final llegaron Hanabi y los otros dos y todo quedó en un emotivo relato de violencia sin sentido.
Ayame respiró hondo y alzó la mirada al cielo.
—Menudo lío... —comentó. Por dentro, su cerebro trabajaba a toda velocidad, hilando todas y cada una de las versiones que había recogido hasta el momento. Aquello era como un enrevesado puzzle, sólo que algunas de las piezas eran réplicas falsas y podían encajar de forma tan perfecta como las verdaderas—. El Kusajin me dijo que había intentado ir a hablar con Datsue, pero tu ahora me dices que fue a atacarle. Son dos versiones completamente opuestas, y mucho me temo que la verdad quedará para siempre entre vosotros —dijo, clavando la mirada de nuevo sobre él. No era que no quisiese creerle, pero en aquel momento tenía dos testimonios muy diferentes de dos personas muy diferentes con las que había interactuado muy diferente. Una parte de ella se resistía a creer que Yota pudiera haberle mentido, pero en aquellos instantes no podía hacer otra cosa que dudar de ambos—. Lamento lo de Shanise-senpai, espero que haya resuelto el problema con Hanabi-dono en la reunión que mantuvieron. Sin embargo, debo excusarla: ella creía que me habíais secuestrado. Y enterarse de que Uchiha Akame había esposado sin ningún motivo a Daruu después de haberle ayudado a él y a Eri-chan a contenerme no facilitó las cosas. Y supongo que los de Kusagakure fueron al hospital por ese mismo motivo, pero eso ya no puedo saberlo —añadió, de forma severa—. ¿Qué pretendía haciendo algo así? Daruu no se habría negado a llevarme al hospital para que recibiera atención médica, ni representaba una amenaza para nadie. Pero fue esposado, cuando yo era la única que debía ser contenida. Pero mucho me temo que se ha llevado ese secreto a su tumba.
»Sobre mí... sólo puedo pediros perdón por lo ocurrido. No hay día que no me arrepienta de haber perdido el control de ese modo. No volverá a ocurrir.