22/03/2019, 19:49
Tal y como había previsto, se lo tomó todo a pecho. Tras ser ella la que saca el tema. Había tantos cabos sueltos, tantos argumentos sin sentido en su discurso.
— Tú te disculpas, tras soltarme: primero, que no te crees una mierda lo que te he dicho, porque un kuseño dijo lo contrario y segundo, es que Akame esposó a un elemento que le apuñaló a posteriori. Despues de eso, me dices, PERO YO LO SIENTO MUCHO. "Creo que fue todo culpa vuestra pero lo siento mucho". Puede que eso te sirva con Eri y con Hanabi, pero yo no te voy a dar una palmadita en la espalda y te voy a decir, ah, ¿lo sientes? Pues no pasa nada.
No estaba especialmente alterado, de hecho, estaba liberado de la condena social de poner buena cara. Sonreía, porque era tan estúpida la situación que no podía hacer más que reírme de sus argumentos, ahora abiertamente.
— ¿Qué esperas tú de mí? Yo estuve allí, yo vi a esas dos villas con la que estábamos en un pacto montar consejo de guerra en una fracción de segundo. Entiendo que no puedas comprender que casi destrozais mi villa, casi matais a mis compañeros, que se jugaron la vida por salvar la tuya, pero si hay algo que me repatea, es que encima yo tenga que aceptar que se dude de como se porto Uzushiogakure. ¡A tomar por culo ya! Tragamos lo intragable aquel día. Los amenios apuñalaron, los kuseños golpearon y nosotros recibimos. ¡Pero entonces vais y haceis una especie de discurso de "COMO SOBREREACCIONAN ESTOS UZUNESES"!
Qué a gusto me estaba quedando.
— ¿Victimismo? ¿Vosotros fuisteis las victimas? ¿De qué? ¿Esposaron a un amenio? ¿Quieres que hagamos un minuto de silencio por ello? Pobre Daruu, le esposaron. No lloro porque se me correría el maquillaje. Nosotros salvamos una vida y evitamos un conflicto mientras Kusa y Ame afilaban sus kunais. Así que no me toques los cojones con que 'nos estamos haciendo las victimas', no tenéis puta vergüenza.
Me crucé de brazos, a la espera de que dijese algo minimamente excusatorio, pero no había nada que les pudiese proteger de la verdad, así que o se enrabietaba y se iba o se enrabietaba y me atacaba físicamente, con violencia física y cero dignidad, como buena amenia que era.
— Tú te disculpas, tras soltarme: primero, que no te crees una mierda lo que te he dicho, porque un kuseño dijo lo contrario y segundo, es que Akame esposó a un elemento que le apuñaló a posteriori. Despues de eso, me dices, PERO YO LO SIENTO MUCHO. "Creo que fue todo culpa vuestra pero lo siento mucho". Puede que eso te sirva con Eri y con Hanabi, pero yo no te voy a dar una palmadita en la espalda y te voy a decir, ah, ¿lo sientes? Pues no pasa nada.
No estaba especialmente alterado, de hecho, estaba liberado de la condena social de poner buena cara. Sonreía, porque era tan estúpida la situación que no podía hacer más que reírme de sus argumentos, ahora abiertamente.
— ¿Qué esperas tú de mí? Yo estuve allí, yo vi a esas dos villas con la que estábamos en un pacto montar consejo de guerra en una fracción de segundo. Entiendo que no puedas comprender que casi destrozais mi villa, casi matais a mis compañeros, que se jugaron la vida por salvar la tuya, pero si hay algo que me repatea, es que encima yo tenga que aceptar que se dude de como se porto Uzushiogakure. ¡A tomar por culo ya! Tragamos lo intragable aquel día. Los amenios apuñalaron, los kuseños golpearon y nosotros recibimos. ¡Pero entonces vais y haceis una especie de discurso de "COMO SOBREREACCIONAN ESTOS UZUNESES"!
Qué a gusto me estaba quedando.
— ¿Victimismo? ¿Vosotros fuisteis las victimas? ¿De qué? ¿Esposaron a un amenio? ¿Quieres que hagamos un minuto de silencio por ello? Pobre Daruu, le esposaron. No lloro porque se me correría el maquillaje. Nosotros salvamos una vida y evitamos un conflicto mientras Kusa y Ame afilaban sus kunais. Así que no me toques los cojones con que 'nos estamos haciendo las victimas', no tenéis puta vergüenza.
Me crucé de brazos, a la espera de que dijese algo minimamente excusatorio, pero no había nada que les pudiese proteger de la verdad, así que o se enrabietaba y se iba o se enrabietaba y me atacaba físicamente, con violencia física y cero dignidad, como buena amenia que era.
—Nabi—