24/03/2019, 21:57
El chico afirmó que para el resto del equipo la cosa había ido con buen pie. Al parecer habían conseguido rafure y taidonka para culminar el cupo de hierbas necesarias. Etsu sonrió con energía, a la par que gesticuló con el brazo alzándolo y luego recogiéndolo con el puño cerrado. Estaba saliendo todo a la perfección, justo y como cabía esperar.
—Bien, bien.
En ese preciso instante, Ranko terminaba de subir hasta la posición de los chicos. Alzó su mano tras revisar su cinto, y ofreció al Inuzuka una bolsa con espacio libre. La kunoichi informó que solo necesitaban un poco de ésta que habían encontrado los genin en el trayecto de vuelta, y ésta escasa necesidad era la que cubría la cuota de la encargada de gestionar la misión; la madre de Ranko, la diseñadora de ese peculiar estilo de lucha.
—Gracias, Ranko —agradeció el de orbes verdes al tomar la bolsa.
«Ahora que lo pienso... debería hablarle sobre ese estilo de pelea... sería interesante desafiarla, ¿no?»
Hanamura interrumpió los fugaces pensamientos del chico añadiendo que ya solo faltaban dos tipos de plantas, las cuales parecía haber estado buscando Ranko en esa travesía vertical. La pregunta fue directa para ella, buscando saber si la caza de plantas había tenido éxito. Pero si había subido sin mencionarlo, quizás aún estaban a un rato de haberlas encontrado.
—Bueno... voy rápidamente hacia las Baiko, que las tengo bien localizadas. No tardo.
Y rápido cual misil disparado a bocajarro, el Inuzuka volvería sobre sus pasos en pos de encontrar de nuevo la planta. EN ésta ocasión, con una ventaja bien grande, sabía aproximadamente donde estaba y tenía marcada la zona.
—Bien, bien.
En ese preciso instante, Ranko terminaba de subir hasta la posición de los chicos. Alzó su mano tras revisar su cinto, y ofreció al Inuzuka una bolsa con espacio libre. La kunoichi informó que solo necesitaban un poco de ésta que habían encontrado los genin en el trayecto de vuelta, y ésta escasa necesidad era la que cubría la cuota de la encargada de gestionar la misión; la madre de Ranko, la diseñadora de ese peculiar estilo de lucha.
—Gracias, Ranko —agradeció el de orbes verdes al tomar la bolsa.
«Ahora que lo pienso... debería hablarle sobre ese estilo de pelea... sería interesante desafiarla, ¿no?»
Hanamura interrumpió los fugaces pensamientos del chico añadiendo que ya solo faltaban dos tipos de plantas, las cuales parecía haber estado buscando Ranko en esa travesía vertical. La pregunta fue directa para ella, buscando saber si la caza de plantas había tenido éxito. Pero si había subido sin mencionarlo, quizás aún estaban a un rato de haberlas encontrado.
—Bueno... voy rápidamente hacia las Baiko, que las tengo bien localizadas. No tardo.
Y rápido cual misil disparado a bocajarro, el Inuzuka volvería sobre sus pasos en pos de encontrar de nuevo la planta. EN ésta ocasión, con una ventaja bien grande, sabía aproximadamente donde estaba y tenía marcada la zona.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~