27/03/2019, 18:44
¡Agachate!
La voz repentina de Kumopansa alertó al genin, que, en un rápido movimiento soltó las troncos que estaba recogiendo y se dejó caer, quedando con su cuerpo cerca del piso, solo sus brazos separaban por centímetros su rostro de la tierra. Un sonido a golpe en en el árbol frente a él le hizo levantar la mirada, un kunai había sido lanzado a su posición, pero gracias al llamado de atención del arácnido, no había acertado en él, sino que se incrustó en la madera.
La imagen le hizo apretar los dientes y un calor corrió por su cuerpo. Tomó dos de los palos que estaba recogiendo, uno en cada mano, estos no alcanzaban ni al medio metro. Empujando con sus brazos se puso de pie, en una posición de combate.
Dos personas habían aparecido de la nada *¿Y estos quiénes son?* se preguntó, aunque hubiera querido hacerle la interrogante a ellos, pero sus dientes seguían herméticamente pegados, como si la adrenalina hubiera trabado su mandíbula. Tampoco encontraba sentido entablar una conversación con alguien que lo había intentado asesinar de la nada.
De seguro sería una ventaja pelear junto a Kumopansa en el bosque, pero no podía arriesgarse a enfrentarse a estos tipos los dos solos, no podían subestimarlos, dado el hecho que podrían estar a costumbrados a atacar gente en entre los árboles. Tenían que avisarle a Yota de alguna manera.
Geki, sin pensarlo ni un segundo más, lanzó el palo en su mano derecha hacia el hombre y el de la izquierda hacia la mujer. Su objetivo no era hacer mucho daño, sino que los uso como distracción mientras que él de un salto largo intentó llegar lo más lejos posible y lo más al medio del descampado que estaba en frente a la cueva que pudiera.
La voz repentina de Kumopansa alertó al genin, que, en un rápido movimiento soltó las troncos que estaba recogiendo y se dejó caer, quedando con su cuerpo cerca del piso, solo sus brazos separaban por centímetros su rostro de la tierra. Un sonido a golpe en en el árbol frente a él le hizo levantar la mirada, un kunai había sido lanzado a su posición, pero gracias al llamado de atención del arácnido, no había acertado en él, sino que se incrustó en la madera.
La imagen le hizo apretar los dientes y un calor corrió por su cuerpo. Tomó dos de los palos que estaba recogiendo, uno en cada mano, estos no alcanzaban ni al medio metro. Empujando con sus brazos se puso de pie, en una posición de combate.
Dos personas habían aparecido de la nada *¿Y estos quiénes son?* se preguntó, aunque hubiera querido hacerle la interrogante a ellos, pero sus dientes seguían herméticamente pegados, como si la adrenalina hubiera trabado su mandíbula. Tampoco encontraba sentido entablar una conversación con alguien que lo había intentado asesinar de la nada.
De seguro sería una ventaja pelear junto a Kumopansa en el bosque, pero no podía arriesgarse a enfrentarse a estos tipos los dos solos, no podían subestimarlos, dado el hecho que podrían estar a costumbrados a atacar gente en entre los árboles. Tenían que avisarle a Yota de alguna manera.
Geki, sin pensarlo ni un segundo más, lanzó el palo en su mano derecha hacia el hombre y el de la izquierda hacia la mujer. Su objetivo no era hacer mucho daño, sino que los uso como distracción mientras que él de un salto largo intentó llegar lo más lejos posible y lo más al medio del descampado que estaba en frente a la cueva que pudiera.