30/03/2019, 22:53
(Última modificación: 30/03/2019, 22:55 por Inuzuka Etsu. Editado 1 vez en total.)
A toda velocidad, y fugaces como un rayo de medianoche, los Inuzuka volvían sobre sus pasos a la par que olisqueaban el sentido correcto. Encabezada la avanzadilla por Etsu, no tardarían demasiado en llegar hasta el claro donde previamente habían encontrado la planta. Etsu se veía ansioso por terminar la misión lo antes posible, y todos estaban colaborando la mar de bien. Todo parecía ir sobre ruedas.
Sobre patas en el caso de Akane.
—¡Tío! Ahora que lo pienso, podría haberte transformado en una bolsa con un henge, y así habríamos ahorrado un viaje... —se burló el rastas, con una sonrisa.
Akane lo miró con los ojos entrecerrados, no podía pensar en un insulto a la altura. ¿Cómo se atrevía a decirle eso? ¿acaso era que le estaba diciendo que era inútil? El can sacudió un par de veces la cabeza, y cual momento de la comida, se lanzó al ataque.
—¡¡GWABABAUR!!
El rastas no pudo evitar un sobresalto en lo que corrían, causado por la respuesta del animal —¡Idiota! ¡que solo era una broma! No es para ponerse así...
Sin embargo el can, alzó la cabeza haciéndose el indignado. Sin duda alguna, había heredado un gran sentido del drama, como su dueño. Para que luego digan que los perros no se parecen a sus dueños. O viceversa.
En cuanto llegasen al sitio, tomarían la planta del demonio, y saldrían de nuevo rumbo hacia el acantilado donde se encontraban Kazuma y Ranko. Sin duda, aunque quisiese quejarse de que éste día de misión le había interrumpido el entrenamiento, no podía hacerlo... ¿cuantos kilómetros había corrido ya?
Sobre patas en el caso de Akane.
—¡Tío! Ahora que lo pienso, podría haberte transformado en una bolsa con un henge, y así habríamos ahorrado un viaje... —se burló el rastas, con una sonrisa.
Akane lo miró con los ojos entrecerrados, no podía pensar en un insulto a la altura. ¿Cómo se atrevía a decirle eso? ¿acaso era que le estaba diciendo que era inútil? El can sacudió un par de veces la cabeza, y cual momento de la comida, se lanzó al ataque.
—¡¡GWABABAUR!!
El rastas no pudo evitar un sobresalto en lo que corrían, causado por la respuesta del animal —¡Idiota! ¡que solo era una broma! No es para ponerse así...
Sin embargo el can, alzó la cabeza haciéndose el indignado. Sin duda alguna, había heredado un gran sentido del drama, como su dueño. Para que luego digan que los perros no se parecen a sus dueños. O viceversa.
En cuanto llegasen al sitio, tomarían la planta del demonio, y saldrían de nuevo rumbo hacia el acantilado donde se encontraban Kazuma y Ranko. Sin duda, aunque quisiese quejarse de que éste día de misión le había interrumpido el entrenamiento, no podía hacerlo... ¿cuantos kilómetros había corrido ya?
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~