5/04/2019, 01:03
—Cuando te alejes, podremos negociar. A la chica no la quiero, me da igual —repuso la mujer—. Lo que queremos es dinero. Sabemos que su familia es una familia de mercaderes adinerada.
—Vale, solo conservémonos serenos —aseguro mientras retrocedía, envainando su bokken en el cinto y mostrando las palmas en señal de no amenaza.
—No nos iremos de aquí sin dinero, chico.
Aquella era la situación más complicada con la que había lidiado alguna vez. Cuando su vida era la única en peligro, las decisiones se reducían a simples dualidades (retroceder o avanzar, sí o no); pero con el cuello de Sora en riesgo la decisión adquiría una complejidad enorme, casi demasiado pesada para lidiar con ella… Pero no estaba dispuesto a dejar que la situación pudiese con él, se sabía responsable por lo que allí pudiese ocurrir.
—Pero pueden irse con sus vidas, que es algo mucho más valioso —contesto con una expresión cansada, como la del soldado que no desea combatir, pero que lo hará si se ve empujado a ello—: mi sensei, un ninja de elite, y yo nos topamos con los mercaderes de los que hablas. Él está con ellos en estos momentos y seguramente extrañara nuestra prolongada ausencia dentro de poco.
»Como yo lo veo, solo hay dos opciones —continuo, manteniéndose firme—: abandonan sus intenciones y se retiran, de forma que yo pueda asegurar que espante a unos asaltantes, un problema menor; o pueden insistir, seguir presionándome hasta el límite y hacerle daño a mi amiga, entonces tendrán por seguro que no saldrán de este bosque con vida.
»No sé cuál escogerán, solo sé que de una u otra forma me iré de aquí con Sora.
—Vale, solo conservémonos serenos —aseguro mientras retrocedía, envainando su bokken en el cinto y mostrando las palmas en señal de no amenaza.
—No nos iremos de aquí sin dinero, chico.
Aquella era la situación más complicada con la que había lidiado alguna vez. Cuando su vida era la única en peligro, las decisiones se reducían a simples dualidades (retroceder o avanzar, sí o no); pero con el cuello de Sora en riesgo la decisión adquiría una complejidad enorme, casi demasiado pesada para lidiar con ella… Pero no estaba dispuesto a dejar que la situación pudiese con él, se sabía responsable por lo que allí pudiese ocurrir.
—Pero pueden irse con sus vidas, que es algo mucho más valioso —contesto con una expresión cansada, como la del soldado que no desea combatir, pero que lo hará si se ve empujado a ello—: mi sensei, un ninja de elite, y yo nos topamos con los mercaderes de los que hablas. Él está con ellos en estos momentos y seguramente extrañara nuestra prolongada ausencia dentro de poco.
»Como yo lo veo, solo hay dos opciones —continuo, manteniéndose firme—: abandonan sus intenciones y se retiran, de forma que yo pueda asegurar que espante a unos asaltantes, un problema menor; o pueden insistir, seguir presionándome hasta el límite y hacerle daño a mi amiga, entonces tendrán por seguro que no saldrán de este bosque con vida.
»No sé cuál escogerán, solo sé que de una u otra forma me iré de aquí con Sora.