9/04/2019, 23:22
(Última modificación: 9/04/2019, 23:23 por Inuzuka Etsu.)
Ranko fue la primera en alertarse de la situación, la chica preguntó qué tipo de animales podían ser. Etsu quedó por un escaso segundo mirando hacia la arboleda, su mirada confusa no hacía mas que delatar la poca idea de qué podía ser. No parecían los monos, y no reconocía los sonidos de demasiados animales salvajes... ¿Qué coño iba a saber él? Se le escapó un suspiro en lo que volvía con la mirada hacia el precipicio. Se encogió de hombros, no tenía ni puta idea. Aunque quizás los compañeros no pudieron siquiera ver dicha mueca.
—No sé... ni idea... —terminó por añadir a su gesto.
Ambos habían estado hablando, o incluso lo hacían aún. Parecían estar ultimando la recogida de las plantas, pero el tiempo se les venía encima. O mejor dicho, los animales. El tiempo tan solo jugaba en su contra, cual contrarreloj. Kazuma inquirió que les ganase tiempo, que confiaban en él.
«Maldita sea... no me gusta tratar con animales salvajes...»
Pero no había otra manera. Akane ya estaba mas que advertido, y Etsu sabía de la existencia de ésta posibilidad. De ninguna manera se iba a echar hacia detrás... además, tenía un barranco. No era una gran idea.
Tragó saliva, tomó aire, y alzó la guardia. Estaba preparado.
El primer animal salió por entre la vegetación, dando a conocer su naturaleza. El animal resultó ser tan solo un pequeño y precioso cerdito, casi parecía el típico cerdito de compañía. Rechonchito, rosado, y con un caminar de lo mas tierno. Era una dulzura, casi le daban ganas al Inuzuka e pillarlo y estirarle los mofletes o acariciarlo hasta borrarle el color...
Pero un reguero de sudor recorrió su sien al ver os bultos que se acercaban por la ristra de árboles. Esos que se acercaban no eran pequeños, ni monos o preciosos... eran puras bestias con colmillos.
—¡S-son... son cerdos! ¡CERDOS ENORMES! —jabalies gigantes habría sido mas apropiado, pero no encontró las palabras adecuadas.
«Maldita sea... maldita sea... maldita sea...»
Y la sea se maldijo.
Mantenía alzada la guardia, pero no sabía qué hacer para afrontar el inminente peligro. Lo único que tenía claro, es que el resto del grupo debían tener tiempo para terminar la tarea.
—No sé... ni idea... —terminó por añadir a su gesto.
Ambos habían estado hablando, o incluso lo hacían aún. Parecían estar ultimando la recogida de las plantas, pero el tiempo se les venía encima. O mejor dicho, los animales. El tiempo tan solo jugaba en su contra, cual contrarreloj. Kazuma inquirió que les ganase tiempo, que confiaban en él.
«Maldita sea... no me gusta tratar con animales salvajes...»
Pero no había otra manera. Akane ya estaba mas que advertido, y Etsu sabía de la existencia de ésta posibilidad. De ninguna manera se iba a echar hacia detrás... además, tenía un barranco. No era una gran idea.
Tragó saliva, tomó aire, y alzó la guardia. Estaba preparado.
El primer animal salió por entre la vegetación, dando a conocer su naturaleza. El animal resultó ser tan solo un pequeño y precioso cerdito, casi parecía el típico cerdito de compañía. Rechonchito, rosado, y con un caminar de lo mas tierno. Era una dulzura, casi le daban ganas al Inuzuka e pillarlo y estirarle los mofletes o acariciarlo hasta borrarle el color...
Pero un reguero de sudor recorrió su sien al ver os bultos que se acercaban por la ristra de árboles. Esos que se acercaban no eran pequeños, ni monos o preciosos... eran puras bestias con colmillos.
—¡S-son... son cerdos! ¡CERDOS ENORMES! —jabalies gigantes habría sido mas apropiado, pero no encontró las palabras adecuadas.
«Maldita sea... maldita sea... maldita sea...»
Y la sea se maldijo.
Mantenía alzada la guardia, pero no sabía qué hacer para afrontar el inminente peligro. Lo único que tenía claro, es que el resto del grupo debían tener tiempo para terminar la tarea.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~