11/04/2019, 16:48
- Pe... ¡¿Pero qué locura es ésta?! - exclamaba desesperado el fornido Ryuutaro. Su hermano y su sobrino estaban tan impresionados como él, viendo como cada golpe, no hacía más que multiplicar los enemigos como si se tratase de una broma. La batalla no era más que una mentira, una ilusión tejida por un tipo que, de todas todas, tenía el control de la situación. Ninguno de los tres hubiera sufrido antes los efectos del genjutsu, por lo que era una situación tan novedosa como confusa. Para colmo, Sai aún guardaba algún as en la manga - Paciencia Sara, en seguida acabo - susurraba el ninja delgaducho. Entonces, entre tanto, realizaba un sólo sello, el cuál hizo que su sombra se alargase y alcanzara al ninja de Amegakure - ¡Papa, no me puedo mover! - exclamaba con rabia Raitaro, el cual, presa del pánico, parecía resistirse al jutsu de sombras del reconocido clan de Konoha.
Entonces, presa de la técnica y sin posibilidad de evitarlo, tres sombras se agolparon sobre él, recibiendo tres hojas en el tórax. Irremediable dolor que hizo a Raitaro gritar hasta rasgar su garganta. Al menos, no era más que una dolorosa pesadilla - ¡¡RAI, NO!! - exclamó su padre - ¡Han alcanzado a Rai! ¡Tenemos que hacer algo! - pero irremediablemente, seguía habiendo cada vez más enemigos.
Entonces, presa de la técnica y sin posibilidad de evitarlo, tres sombras se agolparon sobre él, recibiendo tres hojas en el tórax. Irremediable dolor que hizo a Raitaro gritar hasta rasgar su garganta. Al menos, no era más que una dolorosa pesadilla - ¡¡RAI, NO!! - exclamó su padre - ¡Han alcanzado a Rai! ¡Tenemos que hacer algo! - pero irremediablemente, seguía habiendo cada vez más enemigos.