Palomas blancas

[Amedama Daruu]

—¡NO! —exclamaron Ayame y Daruu al unísono. Luego, dejó que Ayame se explicara.

Estaban en un jodido aprieto. Daruu consideraba que Datsue era un bocazas de manual. Un bocazas, sí, a pesar de que ahora estuviese de buenas con él. Se había cruzado de brazos, y ahora lo observaba con una ceja levantada. Sólo esperaba que su otra faceta prominente, la de mentiroso compulsivo, les salvase de una buena.

—Datsue, por favor. Sabes cómo es Yui. Lo sabes. Háznos este favor —dijo—. Si se lo cuentas a cualquier persona, la que sea, podría llegar a oídos de Hanabi. Y de Hanabi podría llegar a oídos de Yui. Y entonces... y entonces estamos jodidísimos. Ya sabes lo que sería capaz de hacer.