11/04/2019, 23:29
No seamos dramáticos, aquello tan solo era un kunai. Lo de Geki por muy aparatoso que pareciese tan solo era una herida muy superficial. Aquello no iba a matarle, pero el rodillazo en la huevera... eso ya era harina de otro costal. Decir que fue doloroso era quedarse bastante corto.
Sin embargo, la treta del Senju había resultado y la chica soltó un sonoro chillido de dolor. Un par de punzadas que, debido a la inercia casi se le clavaron hasta el hueso. Pero ahí estaba, delante del kusajin, de pie, con su objetivo de rodillas a su absoluta merced.
Para la fortuna de Geki, ya aparecí por la entrada de la cueva en aquel preciso momento, cuando aquella mujer se estaba disponiendo a seguir con su particular carnicería u orgía de sangre joven.
— ¡Geki! — maldecí mi jodida estampa nada más ver la escena. Estaba en apuros de los de verdad
— Mierda, me pidió que te avisase, Yota
— Está bien, está bien. Hiciste bien. Ahora, vamos
Dicho y hecho, salté de un simple brinco para descender a la mayor brevedad posible pero el ruido del aterrizaje alertó no solo a la mujer, sino también al hombre que giró el rostro para ver qué sucedía, el cual seguía preso por el mizuame nabara de Geki.
— Anda, mira,, ha llegado papaíto
— ¡Matalo de una puta vez, Naoki! — inquirió el tipo que parecía empezar a perder los nervios.
— Sí, sí, relájate, pedazo de inútil. Está todo controlado
El hombre resopló.
Y ella...
ella sujetó el kunai con todavía más fuerza, con la mano libre había apretado la cara del gennin que yacía a sus pies, dolorido, levantando su mirada y colocando el kunai a la altura de su gaznate.
— Dulces sueños
Aquellas fueron las últimas palabras. El siguiente paso era hacer un desplazamiento lateral con la mano que sujetaba el kunai para hacer una certera incisión en el cuello del muchacho para que se ahogase en su propia sangre.
Pero en su lugar, un ruido estridente como si de un millar de pájaros se tratase había perforado el pecho de la mujer en dirección a su corazón el cual dejó de trabajar y su cuerpo se convirtió en una fuente de sangre. Era como una especie de lanza de un azul eléctrico. Tan eléctrico como la propia técnica.
— ¡Chidori Eiso!
— ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
— Hostia puta, tío, me encanta cuando te pones en este plan
La cosa había ido en cuestión de segundos, pero afortunadamente, aquel día la vida de Geki no se iba a apagar, sino que en su lugar volvería a nacer.
Sin embargo, la treta del Senju había resultado y la chica soltó un sonoro chillido de dolor. Un par de punzadas que, debido a la inercia casi se le clavaron hasta el hueso. Pero ahí estaba, delante del kusajin, de pie, con su objetivo de rodillas a su absoluta merced.
Para la fortuna de Geki, ya aparecí por la entrada de la cueva en aquel preciso momento, cuando aquella mujer se estaba disponiendo a seguir con su particular carnicería u orgía de sangre joven.
— ¡Geki! — maldecí mi jodida estampa nada más ver la escena. Estaba en apuros de los de verdad
— Mierda, me pidió que te avisase, Yota
— Está bien, está bien. Hiciste bien. Ahora, vamos
Dicho y hecho, salté de un simple brinco para descender a la mayor brevedad posible pero el ruido del aterrizaje alertó no solo a la mujer, sino también al hombre que giró el rostro para ver qué sucedía, el cual seguía preso por el mizuame nabara de Geki.
— Anda, mira,, ha llegado papaíto
— ¡Matalo de una puta vez, Naoki! — inquirió el tipo que parecía empezar a perder los nervios.
— Sí, sí, relájate, pedazo de inútil. Está todo controlado
El hombre resopló.
Y ella...
ella sujetó el kunai con todavía más fuerza, con la mano libre había apretado la cara del gennin que yacía a sus pies, dolorido, levantando su mirada y colocando el kunai a la altura de su gaznate.
— Dulces sueños
Aquellas fueron las últimas palabras. El siguiente paso era hacer un desplazamiento lateral con la mano que sujetaba el kunai para hacer una certera incisión en el cuello del muchacho para que se ahogase en su propia sangre.
Pero en su lugar, un ruido estridente como si de un millar de pájaros se tratase había perforado el pecho de la mujer en dirección a su corazón el cual dejó de trabajar y su cuerpo se convirtió en una fuente de sangre. Era como una especie de lanza de un azul eléctrico. Tan eléctrico como la propia técnica.
— ¡Chidori Eiso!
— ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
— Hostia puta, tío, me encanta cuando te pones en este plan
La cosa había ido en cuestión de segundos, pero afortunadamente, aquel día la vida de Geki no se iba a apagar, sino que en su lugar volvería a nacer.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](https://i.imgur.com/dlinHLO.png)
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa