19/04/2019, 08:10
El chico se presentó como Senju Geki. La verdad, ese apellido le sonaba bastante al Inuzuka... pero a saber de qué. Al menos, el gusto era para ambos, aunque quizás habría sido mejor conocerse bajo otras circunstancias. El destino a veces es muy caprichoso.
Entraron al callejón, y tuvieron a la vista al grupo desde algo de distancia. Aún no los habían detectado, y fue entonces que el Senju hizo un comentario acerca de la situación. Razón no le faltaba, no había que ser un lumbreras para darse cuenta de que en esa reunión no se podía estar elaborando nada bueno. De nuevo, irrumpió levemente en el sigilo para sugerir acercarse sin ser detectados. Etsu miró al chico, y afirmó con un gesto de cabeza.
Comenzó a andar tratando de mantener el sigilo, pero apenas avanzados un par de pasos, interrumpió el avance alzando el brazo en horizontal. Tenía un plan mejor que avanzar por mitad de la calle...
—Mejor vayamos por la pared. Eso seguro que se lo esperan menos... —sugirió a voz baja.
Con las mismas, canalizó chakra bajo sus pies y avanzó con el mismo cuidado, pero hacia la pared que tenían a su derecha. Tomaría algo de altura, y con las mismas avanzaría ahora hacia el aquelarre de mediodía. Conforme avanzaban, las voces de los tipos se hacían mas audibles, y mas posible de entender.
—[...]ésta ha sido una buena cacería. Con éste último trabajo, pillé un total de 500 ryos. —comentaba el pelirrojo de cabellera larga y lisa.
—Pues yo en ésta semana puedo ofrecer 200 ryos... la cosa no ha ido demasiado bien —anunció el otro pelirrojo —al parecer alguno de los que robé me denunció ante el Morikage. Ahora tienen mi cara por todos lados, y es mas complicado pillar a alguien incauto...
El otro pelirrojo lo miró, no se lo esperaba, o no se esperaba que lo dijese ahí en el grupo. Fuese como fuese, el de gafas y traje elegante chasqueó la lengua, y giró un par de veces el rostro, aparentemente indignado.
—Pue yo´e pillao serca d´seisiento ryo. —sentenció el gordo.
—Muy bien, muy bien.
El hombre de gafas dio un par de pasos hacia un flanco, y en cierto momento se pasó la mano por el lateral de la cabeza, tomando algunos mechones rebeldes y dejándolos en su sitio. Paró su leve paseo, y miró al pelirrojo de cabellera larga.
—¿Sabes qué significa que tengan tu cara todos los shinobis, verdad? —preguntó al susodicho.
—P-pero... yo... yo...
—Tú ya no me sirves —puntualizó el tipo de buenos ropajes.
Etsu miró al Senju, sabía que éste tipo de situaciones solo podía ir a peor... —ésto pinta muy mal.
Entraron al callejón, y tuvieron a la vista al grupo desde algo de distancia. Aún no los habían detectado, y fue entonces que el Senju hizo un comentario acerca de la situación. Razón no le faltaba, no había que ser un lumbreras para darse cuenta de que en esa reunión no se podía estar elaborando nada bueno. De nuevo, irrumpió levemente en el sigilo para sugerir acercarse sin ser detectados. Etsu miró al chico, y afirmó con un gesto de cabeza.
Comenzó a andar tratando de mantener el sigilo, pero apenas avanzados un par de pasos, interrumpió el avance alzando el brazo en horizontal. Tenía un plan mejor que avanzar por mitad de la calle...
—Mejor vayamos por la pared. Eso seguro que se lo esperan menos... —sugirió a voz baja.
Con las mismas, canalizó chakra bajo sus pies y avanzó con el mismo cuidado, pero hacia la pared que tenían a su derecha. Tomaría algo de altura, y con las mismas avanzaría ahora hacia el aquelarre de mediodía. Conforme avanzaban, las voces de los tipos se hacían mas audibles, y mas posible de entender.
—[...]ésta ha sido una buena cacería. Con éste último trabajo, pillé un total de 500 ryos. —comentaba el pelirrojo de cabellera larga y lisa.
—Pues yo en ésta semana puedo ofrecer 200 ryos... la cosa no ha ido demasiado bien —anunció el otro pelirrojo —al parecer alguno de los que robé me denunció ante el Morikage. Ahora tienen mi cara por todos lados, y es mas complicado pillar a alguien incauto...
El otro pelirrojo lo miró, no se lo esperaba, o no se esperaba que lo dijese ahí en el grupo. Fuese como fuese, el de gafas y traje elegante chasqueó la lengua, y giró un par de veces el rostro, aparentemente indignado.
—Pue yo´e pillao serca d´seisiento ryo. —sentenció el gordo.
—Muy bien, muy bien.
El hombre de gafas dio un par de pasos hacia un flanco, y en cierto momento se pasó la mano por el lateral de la cabeza, tomando algunos mechones rebeldes y dejándolos en su sitio. Paró su leve paseo, y miró al pelirrojo de cabellera larga.
—¿Sabes qué significa que tengan tu cara todos los shinobis, verdad? —preguntó al susodicho.
—P-pero... yo... yo...
—Tú ya no me sirves —puntualizó el tipo de buenos ropajes.
Etsu miró al Senju, sabía que éste tipo de situaciones solo podía ir a peor... —ésto pinta muy mal.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~