30/10/2015, 21:00
Aquel era un día como cualquier otro en el que Noemi no tenía demasiadas cosas por hacer. Si bien había decidido comenzar a trabajar como kunoichi unos cuantos años más tarde de su graduación, había pasado demasiado tiempo encerrada en casa por lo que el mundo exterior para ella era algo completamente desconocido. Por lo menos si no tenemos en cuenta lo que tiene aprendido de las clases en la academia.
Todos los lugares del mundo los conoce si, pero solo por cuento o porque figuran en algún libro, no porque los haya visitado y eso era lo primero que pretendía cambiar. Para eso fue que decidió emprender un viaje para recorrer medianamente cada país, por lo menos para saber donde se ubican algunos pueblos en caso de que por alguna misión se vea obligada a pasar la noche lejos de casa.
Habiendo tomado todas las cosas necesarias, la kunoichi partió en aquel viaje que le tomaría bastante tiempo aunque haría en partes para regresar de vez en cuando a la aldea. Así fue como tras una larga caminata de unos cuantos días la rubia llegó hasta que llegó pasado el mediodía de aquel hermoso día soleado a una extraño círculo compuesto por piedras con formas similares a ortoedros, aunque con algunas imperfecciones que podrían haber sido a causa de la erosión del paso de los años. ¿Para qué lo habrán hecho...? Se preguntaba la chica luego de haberse subido a una de estas rocas que había sido depositada de forma horizontal sobre otras dos verticales.
No había absolutamente nada a la vista que pudiese llegar a explicar el por qué de aquello, pero si que resultaba ser un lugar de lo más cómodo para descansar un rato. Dudo que alguien vaya a molestar... Dijo para si misma para luego sentarse sobre la misma roca sobre la que se había subido dejando sus piernas colgando al borde de la misma.
Así fue como la kunoichi aprovechó el momento de paz para satisfacer esa extraña necesidad suya de prestar atención a su perfecta cabellera dorada, esta vez lo haría cepillándolo con el cepillo que había sacado de su portaobjetos que por suerte no terminó dañado a causa de los tantos shurikens que guardaba allí mismo - Necesitaré una bolsa aparte... - Dijo para si misma pensando específicamente en la seguridad del cepillo. - Y kunais, explosivos, algunos dai shurikens, tal vez algunos fuuma también... Y alguna katana extra... - Decía la chica bastante relajada como si hablase con alguien.
Todos los lugares del mundo los conoce si, pero solo por cuento o porque figuran en algún libro, no porque los haya visitado y eso era lo primero que pretendía cambiar. Para eso fue que decidió emprender un viaje para recorrer medianamente cada país, por lo menos para saber donde se ubican algunos pueblos en caso de que por alguna misión se vea obligada a pasar la noche lejos de casa.
Habiendo tomado todas las cosas necesarias, la kunoichi partió en aquel viaje que le tomaría bastante tiempo aunque haría en partes para regresar de vez en cuando a la aldea. Así fue como tras una larga caminata de unos cuantos días la rubia llegó hasta que llegó pasado el mediodía de aquel hermoso día soleado a una extraño círculo compuesto por piedras con formas similares a ortoedros, aunque con algunas imperfecciones que podrían haber sido a causa de la erosión del paso de los años. ¿Para qué lo habrán hecho...? Se preguntaba la chica luego de haberse subido a una de estas rocas que había sido depositada de forma horizontal sobre otras dos verticales.
No había absolutamente nada a la vista que pudiese llegar a explicar el por qué de aquello, pero si que resultaba ser un lugar de lo más cómodo para descansar un rato. Dudo que alguien vaya a molestar... Dijo para si misma para luego sentarse sobre la misma roca sobre la que se había subido dejando sus piernas colgando al borde de la misma.
Así fue como la kunoichi aprovechó el momento de paz para satisfacer esa extraña necesidad suya de prestar atención a su perfecta cabellera dorada, esta vez lo haría cepillándolo con el cepillo que había sacado de su portaobjetos que por suerte no terminó dañado a causa de los tantos shurikens que guardaba allí mismo - Necesitaré una bolsa aparte... - Dijo para si misma pensando específicamente en la seguridad del cepillo. - Y kunais, explosivos, algunos dai shurikens, tal vez algunos fuuma también... Y alguna katana extra... - Decía la chica bastante relajada como si hablase con alguien.