2/11/2015, 01:46
Los grandes ojos de la kunoichi rubia se clavaban en la peliblanca, parecía estar evaluando si era o no una amenaza. Mitsuki por su parte se limitó a devolver la mirada, tranquila y serena, incluso de permitió sonreír levemente tratando de dar confianza. Tras un breve instante de tensión, la chica de cabellos dorados dejó escapar una ligera risa. Al principio, la Hyuga, no supo si eso era bueno o malo y la mirada de hostilidad que lanzó su interlocutora no ayudó a despejar la duda.
La rubia alzó la mano, Mitsuki no sabía que era lo que pretendía. Casi cayó en la tentación de defenderse, pero lo único que ocurrió fue que recibió un suave golpe entre ceja y ceja, antes de lanzarle un consejo.
La kusabiarina no pudo evitar dejar escapar un suspiro de tranquilidad, había estado cerca de convertir su primer viaje en el continente en el relato de su primer combate. Y la verdad es que no quería empezar así, no le gustaba combatir, si podía evitarlo lo haría y está vez, lo había conseguido. Así que podía respirar tranquila al menos por el momento.
La voluptuosa chica que tenía enfrente, aparte de dar buenos consejos también era buena observando pues había calado a la pobre Hyuga en un isntante. La pregunta no podía ser más acertada, Mitsuki estaba casi segura de que la chica ya sabía la repsuesta pero sólo preguntaba para confirmar
—La verdad es que sí— ademitió la joven que ya había bajado las manos y ahora sonreía cálidamente —De hecho es la primera vez que viajo por el continente— se sinceró la joven —Y la verdad es que no se que hubiese hecho si hubieses sido una bandida hostil— reconoció la peliblanca, que casi prefería no tener ni que imaginarlo —No me gusta luchar la verdad—
Justo cuando acababa de terminar de hablar, la joven se dio cuenta de que no se había presentado adecuadamente y eso era de mala educación
—Por cierto, disculpa que no me haya presentado— hizo una pequeña reverencia en señal de disculpa —Mi nombre es Hyuga Mitsuki— se presento volviendo a reverenciar a su interlocutora
La rubia alzó la mano, Mitsuki no sabía que era lo que pretendía. Casi cayó en la tentación de defenderse, pero lo único que ocurrió fue que recibió un suave golpe entre ceja y ceja, antes de lanzarle un consejo.
La kusabiarina no pudo evitar dejar escapar un suspiro de tranquilidad, había estado cerca de convertir su primer viaje en el continente en el relato de su primer combate. Y la verdad es que no quería empezar así, no le gustaba combatir, si podía evitarlo lo haría y está vez, lo había conseguido. Así que podía respirar tranquila al menos por el momento.
La voluptuosa chica que tenía enfrente, aparte de dar buenos consejos también era buena observando pues había calado a la pobre Hyuga en un isntante. La pregunta no podía ser más acertada, Mitsuki estaba casi segura de que la chica ya sabía la repsuesta pero sólo preguntaba para confirmar
—La verdad es que sí— ademitió la joven que ya había bajado las manos y ahora sonreía cálidamente —De hecho es la primera vez que viajo por el continente— se sinceró la joven —Y la verdad es que no se que hubiese hecho si hubieses sido una bandida hostil— reconoció la peliblanca, que casi prefería no tener ni que imaginarlo —No me gusta luchar la verdad—
Justo cuando acababa de terminar de hablar, la joven se dio cuenta de que no se había presentado adecuadamente y eso era de mala educación
—Por cierto, disculpa que no me haya presentado— hizo una pequeña reverencia en señal de disculpa —Mi nombre es Hyuga Mitsuki— se presento volviendo a reverenciar a su interlocutora