2/11/2015, 19:57
El Ishimura parecía haber sentido un orgullo bastante importante al responder a la joven de cabellos azules por su manejo con las cometas. Luego añadió una frase un tanto peculiar. ¿Oportunidad para que intentase volar una? Ni de coña. Observó como Kazuma paraba el carruaje y bajaba de él, buscando con la mirada algo.
''Creo que me temo lo peor...''
Y, efectivamente, Kazuma volvió con una pequeña cometa de colores vivos entre sus manos. Eri suspiró y bajó del carro con paso lento, intentando no manchar su precioso vestido y tomó la cuerda entre sus manos. Sabía que no hacía falta bajar del carruaje, pero estaba segura que el viento soplaría allí arriba y la preciosa cometa se iría volando junto con el dinero del albino.
- ¿Có-cómo debería hacer volar la cometa? - Preguntó cuando el sudor empezó a descender por su frente mientras formaba una sonrisa forzada. Pero antes de que el joven lograse contestarla, un poco de viento se llevó la cometa al cielo, siendo sujetada por el cordel que traían sujetas las manos de la joven kunoichi del remolino. Sonrió satisfecha, acababa de hacer algo por sí misma sin ayuda de alguien. Giró la vista hasta Kazuma para enseñarle lo lista que era al poder volar ese juguete, e incluso los niños que por ahí jugaban se acercaron para que todas las cometas bailasen juntas al compás del viento.
No fue hasta que un pájaro topó con la cometa de la pequeña huérfana que todo terminaría.
-¿...Qué? - Su cometa había sido raptada por un pájaro de oscuros plumajes, tomándola con su pico. Eri tiró del cordel para que éste no se lograse escapar con su cometa prestada de Kazuma, pero por desgracia, el cordón que lo sujetaba se rompió, y el ave salió volando hacia el oeste del jardín. -¡Kazuma-san, se lleva mi cometa! - Chilló, angustiada.
''Creo que me temo lo peor...''
Y, efectivamente, Kazuma volvió con una pequeña cometa de colores vivos entre sus manos. Eri suspiró y bajó del carro con paso lento, intentando no manchar su precioso vestido y tomó la cuerda entre sus manos. Sabía que no hacía falta bajar del carruaje, pero estaba segura que el viento soplaría allí arriba y la preciosa cometa se iría volando junto con el dinero del albino.
- ¿Có-cómo debería hacer volar la cometa? - Preguntó cuando el sudor empezó a descender por su frente mientras formaba una sonrisa forzada. Pero antes de que el joven lograse contestarla, un poco de viento se llevó la cometa al cielo, siendo sujetada por el cordel que traían sujetas las manos de la joven kunoichi del remolino. Sonrió satisfecha, acababa de hacer algo por sí misma sin ayuda de alguien. Giró la vista hasta Kazuma para enseñarle lo lista que era al poder volar ese juguete, e incluso los niños que por ahí jugaban se acercaron para que todas las cometas bailasen juntas al compás del viento.
No fue hasta que un pájaro topó con la cometa de la pequeña huérfana que todo terminaría.
-¿...Qué? - Su cometa había sido raptada por un pájaro de oscuros plumajes, tomándola con su pico. Eri tiró del cordel para que éste no se lograse escapar con su cometa prestada de Kazuma, pero por desgracia, el cordón que lo sujetaba se rompió, y el ave salió volando hacia el oeste del jardín. -¡Kazuma-san, se lleva mi cometa! - Chilló, angustiada.