3/11/2015, 05:22
La idea de intimidar novatos era algo que tenía en la cabeza hace años, pero nunca tuvo la oportunidad de hacerlo puesto que ella en realidad es una más del montón. Ni siquiera había completado una misión de rango D y casi podríamos decir que la mandarían de nuevo a la academia si fuera posible a causa de todo ese tiempo que estuvo rascándose a dos manos en casa.
Luego de darle ese golpecito en la frente, Noemi le lanzó un par de preguntas las cuales terminó por responder luego de sentirse un tanto aliviada a juzgar por los gestos que había hecho. ~ Seguramente haya pensado apuñalarme o golpearme cuando levanté la mano... ~ Pensó la genin de Taki sin decir absolutamente nada para escucharle con la mayor atención posible.
Las respuestas que la joven Hyūga le había brindado no hicieron más que confundir más a la rubia que terminó por rascarse la cabeza con cierta frustración sin soltar el mechón que sostenía en su otra mano. ~ ¿Será que viene de alguna de las islas cercanas al país de la Espiral...? ~ Se preguntó a si misma mientras intentaba terminar de entender lo que le acababan de decir con la mejor explicación posible.
De todas maneras, el agregado acerca de lo de la bandida hizo que Sakamoto volviera a la realidad para mirarle con cierta frialdad aunque con las cejas algo alzadas. - Si hubiese sido una bandida y tú con esas dudas ya estarías muerta... - Comentó la rubia para llevarse la sorpresa de que esta posible extranjera le había dedicado un par de reverencias para presentarse que la dejaron un tanto intrigada.
Luego de escucharla, Noemi se inclinó ligeramente hacia adelante para observar con más detalle los ojos blancos de la chica, ojos que caracterizaban a cualquier miembro del clan mencionado aunque su blanca cabellera la hacía destacar aun más... Y ni hablemos de las marcas de las mejillas. - Así que una Hyūga... ¿Se puede saber a qué se deben los garabatos en tu cara? - Preguntó mientras volvía a enderezarse para escuchar una respuesta medianamente lógica.
Pero claro, la kunoichi albina se había tomado la molestia de presentarse y sería de muy mala educación no responder de la misma manera. - Sakamoto Noemi, un placer. - Respondió mientras se cruzaba de brazos realzando levemente el tamaño de su busto.
Luego de darle ese golpecito en la frente, Noemi le lanzó un par de preguntas las cuales terminó por responder luego de sentirse un tanto aliviada a juzgar por los gestos que había hecho. ~ Seguramente haya pensado apuñalarme o golpearme cuando levanté la mano... ~ Pensó la genin de Taki sin decir absolutamente nada para escucharle con la mayor atención posible.
Las respuestas que la joven Hyūga le había brindado no hicieron más que confundir más a la rubia que terminó por rascarse la cabeza con cierta frustración sin soltar el mechón que sostenía en su otra mano. ~ ¿Será que viene de alguna de las islas cercanas al país de la Espiral...? ~ Se preguntó a si misma mientras intentaba terminar de entender lo que le acababan de decir con la mejor explicación posible.
De todas maneras, el agregado acerca de lo de la bandida hizo que Sakamoto volviera a la realidad para mirarle con cierta frialdad aunque con las cejas algo alzadas. - Si hubiese sido una bandida y tú con esas dudas ya estarías muerta... - Comentó la rubia para llevarse la sorpresa de que esta posible extranjera le había dedicado un par de reverencias para presentarse que la dejaron un tanto intrigada.
Luego de escucharla, Noemi se inclinó ligeramente hacia adelante para observar con más detalle los ojos blancos de la chica, ojos que caracterizaban a cualquier miembro del clan mencionado aunque su blanca cabellera la hacía destacar aun más... Y ni hablemos de las marcas de las mejillas. - Así que una Hyūga... ¿Se puede saber a qué se deben los garabatos en tu cara? - Preguntó mientras volvía a enderezarse para escuchar una respuesta medianamente lógica.
Pero claro, la kunoichi albina se había tomado la molestia de presentarse y sería de muy mala educación no responder de la misma manera. - Sakamoto Noemi, un placer. - Respondió mientras se cruzaba de brazos realzando levemente el tamaño de su busto.