5/05/2019, 01:59
Con la barbilla reposada en el hombro de su hija, Nahana negó con la cabeza. Efectivamente, Soroku nunca había vuelto... y Datsue no lo sabía, tres meses después, que era lo peor de todo.
Urami se volteó hacia él y fue entonces cuando le dolió más la noticia. No sólo por su amigo Soroku, aquél que había confiado en él cuando apenas era un genin de cuarta y con el que había entablado una historia de amistad poderosa, sino por ellas. Por las Tākoizu. Por Nahana, la madre que nunca tuvo cerca. Por Urami, la chica de sus sueños. La verdadera, la que siempre fue opacada por los recuerdos de Aiko y aún así, aún así...
—Nunca volvió —respondió Urami—. sabíamos que estabas muy herido, y que ibas a necesitar curarte del todo. Pero pasó un mes, luego otro... y creímos que te habías olvidado de nosotras. Que te habías olvidado de... mí.
Urami se volteó hacia él y fue entonces cuando le dolió más la noticia. No sólo por su amigo Soroku, aquél que había confiado en él cuando apenas era un genin de cuarta y con el que había entablado una historia de amistad poderosa, sino por ellas. Por las Tākoizu. Por Nahana, la madre que nunca tuvo cerca. Por Urami, la chica de sus sueños. La verdadera, la que siempre fue opacada por los recuerdos de Aiko y aún así, aún así...
—Nunca volvió —respondió Urami—. sabíamos que estabas muy herido, y que ibas a necesitar curarte del todo. Pero pasó un mes, luego otro... y creímos que te habías olvidado de nosotras. Que te habías olvidado de... mí.