17/05/2019, 13:37
(Última modificación: 17/05/2019, 13:40 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Esto... supongo que deberíamos buscar por el centro, recorriendo la calle principal —respondió Etsu, encogiéndose de hombros—. El hombre dijo que era por el centro, ¿no?
—¿Lo dijo? —preguntó Ayame, alzando una ceja. La verdad es que era difícil saberlo, bastante les había costado entender las palabras del pobre músico.
—La verdad es que también es la primera vez que ando por ésta ciudad...
Por lo que la única solución que se les presentaba era seguir buscando con sus propios ojos. A medida que avanzaron por la calle principal de Taikarune se fueron encontrando una gran cantidad de tiendas y carros de lo más variado. Sin embargo, uno de los mayores problemas era la gente: personas que compraban, personas que comerciaban... La búsqueda sólo se complicaba con tanta gente a su alrededor. Y, justo cuando Ayame estaba sopesando la idea de buscar desde el cielo, llegaron a un cruce de caminos con dos joyerías tan diferentes entre sí como el sol y la luna. La que se encontraba en la esquina de la izquierda, estaba decorada con vidrieras lisas con el logo impreso en ellas. No había nada reseñable acerca de ella. Sin embargo, la joyería de la esquina de la derecha, frente a frente con la otra, presentaba un aspecto deteriorado en su fachada, y las ventanas estaban cubiertas con barrotes de metal. El logotipo de la tienda (una serpiente blanca a punto de devorar a un lobo) contrastaba enormemente con el nombre de la tienda: La Hermosa Naturaleza.
—Que mala pinta tiene esa joyería, ¿no? —comentó Etsu.
—Ya te digo... se supone que una joyería debería atraer a los clientes por su belleza no por... esto.
—¿Deberíamos empezar por ella?
Ayame le miró, pensativa.
—Quizás nos precipitaríamos al juzgar un local por su fachada —meditó, volviéndose hacia la otra joyería—. Sería buena idea que nos separáramos e inspeccionáramos ambas a la vez. ¿Tienes un comunicador? —añadió, señalando a su propio oído izquierdo, donde lucía el suyo—. Aunque, por otra parte, ¿qué es lo que estamos buscando? ¿Entramos directamente y preguntamos por esa tal Hanamura Ino? No sabemos nada sobre ella, ni siquiera sabemos cómo es...
—¿Lo dijo? —preguntó Ayame, alzando una ceja. La verdad es que era difícil saberlo, bastante les había costado entender las palabras del pobre músico.
—La verdad es que también es la primera vez que ando por ésta ciudad...
Por lo que la única solución que se les presentaba era seguir buscando con sus propios ojos. A medida que avanzaron por la calle principal de Taikarune se fueron encontrando una gran cantidad de tiendas y carros de lo más variado. Sin embargo, uno de los mayores problemas era la gente: personas que compraban, personas que comerciaban... La búsqueda sólo se complicaba con tanta gente a su alrededor. Y, justo cuando Ayame estaba sopesando la idea de buscar desde el cielo, llegaron a un cruce de caminos con dos joyerías tan diferentes entre sí como el sol y la luna. La que se encontraba en la esquina de la izquierda, estaba decorada con vidrieras lisas con el logo impreso en ellas. No había nada reseñable acerca de ella. Sin embargo, la joyería de la esquina de la derecha, frente a frente con la otra, presentaba un aspecto deteriorado en su fachada, y las ventanas estaban cubiertas con barrotes de metal. El logotipo de la tienda (una serpiente blanca a punto de devorar a un lobo) contrastaba enormemente con el nombre de la tienda: La Hermosa Naturaleza.
—Que mala pinta tiene esa joyería, ¿no? —comentó Etsu.
—Ya te digo... se supone que una joyería debería atraer a los clientes por su belleza no por... esto.
—¿Deberíamos empezar por ella?
Ayame le miró, pensativa.
—Quizás nos precipitaríamos al juzgar un local por su fachada —meditó, volviéndose hacia la otra joyería—. Sería buena idea que nos separáramos e inspeccionáramos ambas a la vez. ¿Tienes un comunicador? —añadió, señalando a su propio oído izquierdo, donde lucía el suyo—. Aunque, por otra parte, ¿qué es lo que estamos buscando? ¿Entramos directamente y preguntamos por esa tal Hanamura Ino? No sabemos nada sobre ella, ni siquiera sabemos cómo es...