5/11/2015, 20:11
La rubia acepto ser preguntada aunque aviso que no se pasase con la cuestión, la verdad es que no sabía que se esperaría que una chica como Mitsuki le preguntase pero por la primera impresión que le dio debía de ser algo poco ético para preguntar. La joven sonrió pues más o menos se imaginaba por donde debía de estar ahora mismo vagando las sospechas de la kunoichi, sin embargo su pregunta estaba bastante lejos de esas montañas.
—Solo quería preguntarte una cosa— comenzó la joven con tranquilidad mientras la paloma se posaba sobre su cabeza, a lo que la muchacha agregó que no era muy común que una paloma se comportase de esa manera. Pero la de kusabi decidió ignorar aquel comentario quería preguntarle sobre todas las cosas así que lanzó la cuestión sin más —¿Por qué decidiste ser shinobi?— era una cuestión simple pero llena de significado, al menos para Mitsuki. La joven Hyuga era muchas cosas, había tenido una buena vida y los demás tenían grandes expectativas para ella... pero ella nunca había tenido la oportunidad de elegir. Nació marcada y esas marcas decidieron su futuro, decidieron donde viviría, decidieron como lo haría... incluso habían decidido que estuviese en aquel lugar, en aquel mismo instante, lanzando aquella pregunta.
Mientra esperaba la respuesta, la muchacha elevó su mano suavemente hacia su cabeza. Ofreciéndole a la paloma el dorso de su mano para que se posase, cosa que el animal acepto de buen agrado. La peliblanca bajo lentamente la mano y la dejó sobre su regazo, el animal se quedó allí tranquilamente mientras la chica la acariciaba distraída.
—Solo quería preguntarte una cosa— comenzó la joven con tranquilidad mientras la paloma se posaba sobre su cabeza, a lo que la muchacha agregó que no era muy común que una paloma se comportase de esa manera. Pero la de kusabi decidió ignorar aquel comentario quería preguntarle sobre todas las cosas así que lanzó la cuestión sin más —¿Por qué decidiste ser shinobi?— era una cuestión simple pero llena de significado, al menos para Mitsuki. La joven Hyuga era muchas cosas, había tenido una buena vida y los demás tenían grandes expectativas para ella... pero ella nunca había tenido la oportunidad de elegir. Nació marcada y esas marcas decidieron su futuro, decidieron donde viviría, decidieron como lo haría... incluso habían decidido que estuviese en aquel lugar, en aquel mismo instante, lanzando aquella pregunta.
Mientra esperaba la respuesta, la muchacha elevó su mano suavemente hacia su cabeza. Ofreciéndole a la paloma el dorso de su mano para que se posase, cosa que el animal acepto de buen agrado. La peliblanca bajo lentamente la mano y la dejó sobre su regazo, el animal se quedó allí tranquilamente mientras la chica la acariciaba distraída.