23/05/2019, 11:37
Está tumbado en la cama, mirando al techo fijamente. Masca un poco de menta y apoya la cabeza sobre sus manos, tiene las piernas cruzadas. Hace unos minutos que ha desayunado, y sobre la mesa todavía están los restos que envolvían los donuts y el recipiente del café, todavía humeante.
El apartamento está desordenado y en una de las paredes del salón principal, se acumulan varios diseños de piezas para marionetas. En los últimos días ha estado trabajando en nuevos componentes para agregar a su marioneta. Sobre la mesa, junto al café, también hay un pergamino abierto que contiene los planos para una nueva marioneta que su tío le hizo llegar por correo hacía una semana.
«Si consiguiera un poco de ambrosía, podría aumentar el efecto paralizante del veneno...»
La ventana está abierta y deja pasar una suave brisa que, acompañada por el canto de los pájaros, tiene a Galen inmerso en sus pensamientos. El aire acaricia sus pies desnudos, que se mueven al compás de la melodía de las aves. Los gritos en el distrito comercial y el olor a verdura frita del restaurante que hay bajo su casa también se cuelan a través de la ventana.
Pican a la puerta suavemente en varias ocasiones. Pasan unos segundos hasta que Galen la abre y recibe las órdenes de su superior.
— Gracias — se limita a responder, y ofrece una sutil reverencia al mensajero.
El Jounin desaparece acompañado por una ráfaga de viento y el Genin vuelve a cerrar la puerta. Prepara su equipo, ordena la mesa y guarda el pergamino bajo la cama, en un pequeño baúl en el que protege bajo un sello su trabajo más preciado. Su apartamento está cerca del lugar donde ha sido convocado, por lo que no tardará demasiado en llegar.
Cuando sale del piso se percata de la importancia del momento. Ha sido convocado directamente al edificio del Arashikage para realizar una misión. Es uno de sus primeros encargos y decide no hacer esperar ni un segundo a Shanise para dar buena imagen. Aquello le llena de orgullo y le hace recordar a sus padres, fallecidos en una misión oficial.
Una vez llega a la recepción de la gran torre, pregunta por Shanise. Mientras espera, imagina cual será su aspecto.
El apartamento está desordenado y en una de las paredes del salón principal, se acumulan varios diseños de piezas para marionetas. En los últimos días ha estado trabajando en nuevos componentes para agregar a su marioneta. Sobre la mesa, junto al café, también hay un pergamino abierto que contiene los planos para una nueva marioneta que su tío le hizo llegar por correo hacía una semana.
«Si consiguiera un poco de ambrosía, podría aumentar el efecto paralizante del veneno...»
La ventana está abierta y deja pasar una suave brisa que, acompañada por el canto de los pájaros, tiene a Galen inmerso en sus pensamientos. El aire acaricia sus pies desnudos, que se mueven al compás de la melodía de las aves. Los gritos en el distrito comercial y el olor a verdura frita del restaurante que hay bajo su casa también se cuelan a través de la ventana.
Pican a la puerta suavemente en varias ocasiones. Pasan unos segundos hasta que Galen la abre y recibe las órdenes de su superior.
— Gracias — se limita a responder, y ofrece una sutil reverencia al mensajero.
El Jounin desaparece acompañado por una ráfaga de viento y el Genin vuelve a cerrar la puerta. Prepara su equipo, ordena la mesa y guarda el pergamino bajo la cama, en un pequeño baúl en el que protege bajo un sello su trabajo más preciado. Su apartamento está cerca del lugar donde ha sido convocado, por lo que no tardará demasiado en llegar.
Cuando sale del piso se percata de la importancia del momento. Ha sido convocado directamente al edificio del Arashikage para realizar una misión. Es uno de sus primeros encargos y decide no hacer esperar ni un segundo a Shanise para dar buena imagen. Aquello le llena de orgullo y le hace recordar a sus padres, fallecidos en una misión oficial.
Una vez llega a la recepción de la gran torre, pregunta por Shanise. Mientras espera, imagina cual será su aspecto.