El chūnin se mostró estoico ante el inicial grito de la jovencita, reflexionando sobre el explosivo carácter que mostraba a primera vista. Sin embargo, antes de lanzar cualquier regaño por su grosería, analizó su posterior reacción, deduciendo con ello de que no había sido intencional y que desde ya la Sarutobi estaba arrepentida. Sin embargo, tampoco iba a dejarlo pasar por alto sin una leve llamada de atención, que sería más un consejo personal.
—Tranquila, pero será mejor que aprendas a cerciorarte de las cosas antes de reaccionar a algo—. Sonreía, aunque su mirada se mostraba severa. —Yo puedo ser comprensivo, pero otros superiores no serán tan permisivos cómo yo, tenlo en cuenta para futuras ocasiones—. remató mientras esperaba que la chica terminase de leer el escrito.
Chuntaro no se fue de inmediato, pues a pesar de todo el también tenía sus fallos. En su caso, pecaba de ser un tanto curioso y por ende metía a veces la nariz dónde no le llamaban. Observó a la genin durante un par de segundos, hasta que finalmente se atrevió a soltar la interrogante que buscaba saciar sus dudas.
—Disculpa mi indiscreción, ¿de casualidad no tienes familiares Uzumaki?— Pese a que se le identificaba cómo Sarutobi, era bien sabido que aquella coloración de cabellos pertenecía más al clan dominante en la aldea. Fuese cuál fuese la respuesta, no tenía tiempo para seguir platicando, que el resto de pergaminos no iban a entregarse solos. —Has de perdonarme, que ambos tenemos misiones que cumplir y no sería conveniente que ninguno de los dos llegásemos tarde. Con permiso— Una nueva reverencia, pero esta vez para despedirse.
Sin más, el joven se marcharía de aquella campirana casa. Sería hora de que Hikaru se alistase para salir, que la jornada que le esperaba iba a ser mucho más larga de lo que aparentaba a primera vista.
—Tranquila, pero será mejor que aprendas a cerciorarte de las cosas antes de reaccionar a algo—. Sonreía, aunque su mirada se mostraba severa. —Yo puedo ser comprensivo, pero otros superiores no serán tan permisivos cómo yo, tenlo en cuenta para futuras ocasiones—. remató mientras esperaba que la chica terminase de leer el escrito.
Chuntaro no se fue de inmediato, pues a pesar de todo el también tenía sus fallos. En su caso, pecaba de ser un tanto curioso y por ende metía a veces la nariz dónde no le llamaban. Observó a la genin durante un par de segundos, hasta que finalmente se atrevió a soltar la interrogante que buscaba saciar sus dudas.
—Disculpa mi indiscreción, ¿de casualidad no tienes familiares Uzumaki?— Pese a que se le identificaba cómo Sarutobi, era bien sabido que aquella coloración de cabellos pertenecía más al clan dominante en la aldea. Fuese cuál fuese la respuesta, no tenía tiempo para seguir platicando, que el resto de pergaminos no iban a entregarse solos. —Has de perdonarme, que ambos tenemos misiones que cumplir y no sería conveniente que ninguno de los dos llegásemos tarde. Con permiso— Una nueva reverencia, pero esta vez para despedirse.
Sin más, el joven se marcharía de aquella campirana casa. Sería hora de que Hikaru se alistase para salir, que la jornada que le esperaba iba a ser mucho más larga de lo que aparentaba a primera vista.