5/06/2019, 16:53
Chuntaro gustosamente se hubiese quedado a tomar una bebida ante la invitación de la muchacha, pero no era ni el tiempo ni el lugar para ello. Aunque quién sabe, quizás no iba a ser la última vez que se vieran. Lo cierto es que se fue de allí con una sonrisa en sus labios, aún cuando la pelirroja no podría verle.
La decepción ante el primer trabajo era algo de esperar, siendo una de las frustraciones más frecuentes entre los recién graduados. Era bastante normal considerando que muchos crecían con historias de aventuras épicas o con las anécdotas de muchas leyendas vivientes que existían en la aldea. El golpetazo de ser rebajado a labores manuales, era una de las partes más difíciles de sobrellevar. Sin embargo, no dejaban de ser menos importantes. Incluso cuando algunos podrían considerarlo una simple faceta que se dejaba atrás tras subir de rango, en realidad muchos de esos pequeños trabajos tenían su razón de ser y repercutían en gran manera.
Hikaru quería emprender la marcha lo antes posible, aunque quizás esas prisas iban a desatar ciertas consecuencias. Un pequeño despiste que podría ocurrirle a cualquiera, más con el carácter ardiente de la kunoichi.
Sería cuando abandonase aquella periferia rural y se adentrase a la zona urbanizada que tendría que lidiar con un pequeño problema: ¿Cómo planeaba dirigirse a la mansión Yako si no conocía la dirección? El cómo proceder dependía ahora de ella, ¿seguiría actuando de manera tan impulsiva? Cabe mencionar, que esta no era la causa principal del dilema.
La decepción ante el primer trabajo era algo de esperar, siendo una de las frustraciones más frecuentes entre los recién graduados. Era bastante normal considerando que muchos crecían con historias de aventuras épicas o con las anécdotas de muchas leyendas vivientes que existían en la aldea. El golpetazo de ser rebajado a labores manuales, era una de las partes más difíciles de sobrellevar. Sin embargo, no dejaban de ser menos importantes. Incluso cuando algunos podrían considerarlo una simple faceta que se dejaba atrás tras subir de rango, en realidad muchos de esos pequeños trabajos tenían su razón de ser y repercutían en gran manera.
Hikaru quería emprender la marcha lo antes posible, aunque quizás esas prisas iban a desatar ciertas consecuencias. Un pequeño despiste que podría ocurrirle a cualquiera, más con el carácter ardiente de la kunoichi.
Sería cuando abandonase aquella periferia rural y se adentrase a la zona urbanizada que tendría que lidiar con un pequeño problema: ¿Cómo planeaba dirigirse a la mansión Yako si no conocía la dirección? El cómo proceder dependía ahora de ella, ¿seguiría actuando de manera tan impulsiva? Cabe mencionar, que esta no era la causa principal del dilema.