6/06/2019, 06:20
El Yotsuki hizo esfuerzo por no reír cuando escuchó el nombre del comercio, pues era jodidamente gracioso y lamentable a partes iguales. "¡La cucaracha famosa! Por Amenokami, este tipo necesita a un nuevo agente de publicidad o su negocio se va a ir a al ruina. No me extraña que no tenga dinero para pagar seguridad privada, que los trajes de los guaruras han de ser más caros que el terreno donde lo montó. Quizás quiere ver si traer a una estrella de prestigio logra levantar su reputación, que de lo contrario la cosa se pondrá fea." Tomó el mapa y le echó una buena ojeada para determinar la ruta más corta.
—All right! Ahora sí me retiro— anunció para luego salir del despacho dando brincos y lograr entablar contacto visual con Galen, el cuál se dispuso a bajar por las escaleras.
"¡Ah maldito! ¡Que bien me deja vendido! Ni siquiera intentó defenderme en lo más mínimo." No estaba realmente molesto, pero le pareció algo poco empático por parte de su compañero. El adolescente le preguntó nuevamente sobre la espinita que el Yotsuki tenía sobre la misión, ante lo cuál suspiró y respondió con calma.
—Pues, es justamente sobre los posibles retrasados como los llamó Shanise— Se cruzó de brazos al hablar. —No necesariamente maleantes, sino fanáticos de la señorita que quisiesen un autógrafo o una fotografía. A veces las personas pierden la cabeza y podrían llegar a invadir no sólo la privacidad de la cantante sino su espacio personal— chasqueó la lengua. —Un guardaespaldas profesional podría mantener a raya a cualquier aficionado por puro tamaño y fuerza, pero ya mirándonos a ti y a mí no creo que ninguno de los dos podamos lograrlo— se encogió de hombros. Rōga era pequeño, estando levemente por debajo de la marca del metro con sesenta. Galen por otro lado si tenía una altura decente, pero no sabía si era un shinobi que pudiese luchar adecuadamente a puño limpio. —Espero de todo corazón que no se llegue a dar un caso así, porque lo último que podemos hacer es recurrir a la violencia en contra de civiles, por muy impertinentes que estos puedan llegar a ser— remató. Por una vez en la vida sus triviales conocimientos del mundo moderno parecían ser útiles.
No necesitaba sacar el mapa, al menos no hasta que llegasen al distrito comercial. Sería una vez estando allí, donde lo sacaría para mostrárselo a su compañero.
—No me dieron la dirección exacta, pero esta equis marca el lugar— sonrió mientras le mostraba el mapa al marionetista, aunque este no conducía a ningún tesoro.
—All right! Ahora sí me retiro— anunció para luego salir del despacho dando brincos y lograr entablar contacto visual con Galen, el cuál se dispuso a bajar por las escaleras.
"¡Ah maldito! ¡Que bien me deja vendido! Ni siquiera intentó defenderme en lo más mínimo." No estaba realmente molesto, pero le pareció algo poco empático por parte de su compañero. El adolescente le preguntó nuevamente sobre la espinita que el Yotsuki tenía sobre la misión, ante lo cuál suspiró y respondió con calma.
—Pues, es justamente sobre los posibles retrasados como los llamó Shanise— Se cruzó de brazos al hablar. —No necesariamente maleantes, sino fanáticos de la señorita que quisiesen un autógrafo o una fotografía. A veces las personas pierden la cabeza y podrían llegar a invadir no sólo la privacidad de la cantante sino su espacio personal— chasqueó la lengua. —Un guardaespaldas profesional podría mantener a raya a cualquier aficionado por puro tamaño y fuerza, pero ya mirándonos a ti y a mí no creo que ninguno de los dos podamos lograrlo— se encogió de hombros. Rōga era pequeño, estando levemente por debajo de la marca del metro con sesenta. Galen por otro lado si tenía una altura decente, pero no sabía si era un shinobi que pudiese luchar adecuadamente a puño limpio. —Espero de todo corazón que no se llegue a dar un caso así, porque lo último que podemos hacer es recurrir a la violencia en contra de civiles, por muy impertinentes que estos puedan llegar a ser— remató. Por una vez en la vida sus triviales conocimientos del mundo moderno parecían ser útiles.
No necesitaba sacar el mapa, al menos no hasta que llegasen al distrito comercial. Sería una vez estando allí, donde lo sacaría para mostrárselo a su compañero.
—No me dieron la dirección exacta, pero esta equis marca el lugar— sonrió mientras le mostraba el mapa al marionetista, aunque este no conducía a ningún tesoro.