15/06/2019, 11:40
La desconocida levantó la mirada con timidez. Se posaron durante un breve instante en los ojos de Ayame pero, como una tímida mariposa, no tardaron en volver a levantar el vuelo para terminar en algún punto indeterminado de su cuerpo.
—N-no se… no se p- G-gracias. Muchas. ¡S-sí! —balbuceaba torpemente. Pero cuando Ayame la reconoció como una kunoichi de Kusagakure, su actitud cambió radicalmente. La muchacha se iluminó como alcanzada por un rayo de sol y, en aquella ocasión sí, la miró a los ojos con el rubor encendiendo sus mejillas—. S-sí. Sagisō Ranko, d-de Kusagakure no S-sato.
Ayame sonrió abiertamente. Ranko era la segunda kunoichi de Kusagakure desde Taeko, aquella adorable chica muda de la que hacía tanto que no sabía nada. La última vez que la había visto fue en aquella reunión en su aldea, justo antes de partir a aquella misión tan importante de los hilos de chakra. Y, de nuevo, no pudo evitar preguntarse si se encontraría bien y qué habría sido de ella después de aquella misión.
—U-un gusto. ¿V-viene de Ahm… Amegakure? ¡E-es un p-placer!
—¡Sí! —respondió Ayame, de vuelta al mundo terrenal—. Yo soy Aotsuki Ayame, ¡el gusto es mío!
—E-es curioso… —añadió Ranko, jugueteando con la flauta entre sus dedos—. Una vez co-conocí a alguien de allá. Me… me dijo que era famoso.
—¿Alguien famoso de Amegakure? —repitió Ayame, algo confundida. Por supuesto, y como en cualquier otra ciudad, había muchas personas famosas en Amegakure, pero ella no los conocía más de verlos por la televisión o oír sobre ellos, pero con tan pocos detalles no podía hacerse una idea sobre quién estaba hablando la de Kusagakure—. ¿Quién era? ¿Te dio su nombre?
—N-no se… no se p- G-gracias. Muchas. ¡S-sí! —balbuceaba torpemente. Pero cuando Ayame la reconoció como una kunoichi de Kusagakure, su actitud cambió radicalmente. La muchacha se iluminó como alcanzada por un rayo de sol y, en aquella ocasión sí, la miró a los ojos con el rubor encendiendo sus mejillas—. S-sí. Sagisō Ranko, d-de Kusagakure no S-sato.
Ayame sonrió abiertamente. Ranko era la segunda kunoichi de Kusagakure desde Taeko, aquella adorable chica muda de la que hacía tanto que no sabía nada. La última vez que la había visto fue en aquella reunión en su aldea, justo antes de partir a aquella misión tan importante de los hilos de chakra. Y, de nuevo, no pudo evitar preguntarse si se encontraría bien y qué habría sido de ella después de aquella misión.
—U-un gusto. ¿V-viene de Ahm… Amegakure? ¡E-es un p-placer!
—¡Sí! —respondió Ayame, de vuelta al mundo terrenal—. Yo soy Aotsuki Ayame, ¡el gusto es mío!
—E-es curioso… —añadió Ranko, jugueteando con la flauta entre sus dedos—. Una vez co-conocí a alguien de allá. Me… me dijo que era famoso.
—¿Alguien famoso de Amegakure? —repitió Ayame, algo confundida. Por supuesto, y como en cualquier otra ciudad, había muchas personas famosas en Amegakure, pero ella no los conocía más de verlos por la televisión o oír sobre ellos, pero con tan pocos detalles no podía hacerse una idea sobre quién estaba hablando la de Kusagakure—. ¿Quién era? ¿Te dio su nombre?