17/06/2019, 22:59
*Ha caído* Dijo en su interior llegando a una conclusión errónea y continuando confiado con su ataque. Pero el muchacho distraído no había calculado bien el largo de los brazos de su contrincante y cuando iba por la segunda vuelta, recibió un golpe fuerte y contundente en el pecho.
El inesperado ataque hizo abrir los ojos del genin de par en par, devolviéndolo a tierra y perdiendo totalmente la concentración en su plan. Aquello fue como si un buey lo hubiera embestido o chocar contra una pared de frente a la velocidad de correr en bajada.
Se podría decir que aquel topetazo le había robado todo el aire de los pulmones si no hubiera sido que al siguiente instante cuando cayó al suelo de espaldas, el golpe seco contra el piso le hubiera hecho escupir el poco restante que le quedaba.
—¡Gjkk! — Gimió entrecortado de dolor.
Geki había quedado mareado, tirado en el suelo, desparramado de la forma en la qué había caído, como quién tira un muñeco de trapo al piso. Observaba al cielo, que se tornaba anaranjado por la puesta de sol, casi sin nubes. No sabía bien si estaba respirando, sentía en el cuerpo un hormigueo extraño, como entumecido.
Dejó caer su cabeza hacia el lado de su compañero. Podía ver como Etsu movía la boca, pero no lo podía escuchar ¿Acaso estaba soñando?. Pero el aturdimiento es traicionero y lentamente fue de nuevo llevándolo a la realidad. Los músculos del cuerpo empezaron a doler por todas partes y la cabeza le latía de una forma bruzca, si pudiera seguro saldría corriendo a buscar algún remedio para calmarla.
De repente el tiempo se aceleró, cómo si su conciencia volviera en sí totalmente y el bullicio volvió a sus orejas para recordarle que estaban en medio de una pelea. Y quizá no en el mejor momento, porque pudo ver en primera silla cómo el enorme mastodonte estaba a punto de acabar con él, sino fuera por la aparición de aquel tipo que lo detuvo.
El genin volvió a respirar, esta vez de manera excesiva. Y aprovechando el congelamiento del gordo, se arrastró rápido con los brazos hacia atrás tomando distancia hasta chocar contra la pared y poder recostarse a ella.
Estaba exhausto, seguro otro golpe de esos hubiera sido su fin. Aquel tipo les había salvado la cabeza, sobre todo la de él, tenía que estar muy agradecido.
Geki suspiró aliviado al identificarlo cómo chunin e intentó de nuevo ponerse en pie, ayudado por la pared en su espalda.
El inesperado ataque hizo abrir los ojos del genin de par en par, devolviéndolo a tierra y perdiendo totalmente la concentración en su plan. Aquello fue como si un buey lo hubiera embestido o chocar contra una pared de frente a la velocidad de correr en bajada.
Se podría decir que aquel topetazo le había robado todo el aire de los pulmones si no hubiera sido que al siguiente instante cuando cayó al suelo de espaldas, el golpe seco contra el piso le hubiera hecho escupir el poco restante que le quedaba.
—¡Gjkk! — Gimió entrecortado de dolor.
Geki había quedado mareado, tirado en el suelo, desparramado de la forma en la qué había caído, como quién tira un muñeco de trapo al piso. Observaba al cielo, que se tornaba anaranjado por la puesta de sol, casi sin nubes. No sabía bien si estaba respirando, sentía en el cuerpo un hormigueo extraño, como entumecido.
Dejó caer su cabeza hacia el lado de su compañero. Podía ver como Etsu movía la boca, pero no lo podía escuchar ¿Acaso estaba soñando?. Pero el aturdimiento es traicionero y lentamente fue de nuevo llevándolo a la realidad. Los músculos del cuerpo empezaron a doler por todas partes y la cabeza le latía de una forma bruzca, si pudiera seguro saldría corriendo a buscar algún remedio para calmarla.
De repente el tiempo se aceleró, cómo si su conciencia volviera en sí totalmente y el bullicio volvió a sus orejas para recordarle que estaban en medio de una pelea. Y quizá no en el mejor momento, porque pudo ver en primera silla cómo el enorme mastodonte estaba a punto de acabar con él, sino fuera por la aparición de aquel tipo que lo detuvo.
El genin volvió a respirar, esta vez de manera excesiva. Y aprovechando el congelamiento del gordo, se arrastró rápido con los brazos hacia atrás tomando distancia hasta chocar contra la pared y poder recostarse a ella.
Estaba exhausto, seguro otro golpe de esos hubiera sido su fin. Aquel tipo les había salvado la cabeza, sobre todo la de él, tenía que estar muy agradecido.
Geki suspiró aliviado al identificarlo cómo chunin e intentó de nuevo ponerse en pie, ayudado por la pared en su espalda.