Un encargo en la gran ciudad

[Hanamura Kazuma]

—No te deprimas, Kazuma-kun. Que no sepa del tema no quiere decir que no exista algo así. Si te esfuerzas, estoy seguro de que podrás averiguar la respuesta.

—No me deprimo, sensei —reclamo con serenidad—. De hecho, el buscar una respuesta a esa pregunta es algo que me emociona un poco… Bueno, me emociona bastante.

Su sonrisa era tan transparente como tranquila, pues de verdad le gustaba preguntarse cosas. Por lo general las preguntas espontaneas, provocadas por reacciones pasajeras solo alcanzaban a retener su atención por cortos periodos; pero las preguntas profundas, productos de un razonamiento interno, eran las que guiaban su camino por la vida. Muchas personas con los pies en la tierra le habrían dicho, de poder ver su naturaleza, que andar por la vida haciéndose más preguntas de las que podía responder no era sensato. Pero para él esa era la forma de vida que más tenía sentido, pues imaginaba que la única manera de no hacer preguntas era estando muerto física, mental o espiritualmente.

—Sensei, ya llevamos un rato caminando, permítame verificar nuestra ruta —pidió mientras se hacía con el mapa y verificaba la posición del sol para ubicar el norte.