25/06/2019, 10:02
Geki se alejaba haciendo oídos sordos de lo que le decía el Yotsuki, a la vez, luchaba con el dolor de su cuerpo para no mostrar debilidad, su orgullo en ese momento no quería darle tregua al otro, que insistía en iniciar un dialogo entre los dos. Al escuchar los pasos cada vez más cerca intuía que Roga no iba a renunciar fácil a aquel encuentro y pasar de él para dejarlo tranquilo.
Era imposible no prestarle atención teniéndolo dando pequeños saltos tan cerca, aunque el Senju continuara con su plan de ley del hielo.
"—¿No se supone que en momentos cómo este es cuando me preguntas porqué no había venido? Joder, no te preocupas ni un poquito por mí—"
El pelo gris se paró en seco y observó con ojos de odio al rostro del amejin. Era una mirada cortante filosa como un kunai. Casi sentía ganas de intentar atacarle de nuevo. Pero se contuvo, al menos por ahora. Hizo una mueca como si fuera a escupir un hilo de insultos, uno tras otro hasta sacarse todo el veneno de adentro pero otra vez ganó su temple.
Emprendió de nuevo la marcha.
—¿No te parece un poco tarde? —Soltó casi entre dientes —¡Casi tres meses tarde! — Había alzado la voz de nuevo y se giró hacia el otro sin detenerse.
—Y vienes y antes de pedirme disculpas ¿Me atacas? Yo he venido aquí todos estos días ¿Y tú dónde has estado? —
Siguió caminando hacia adelante, casi como si no quisiera escuchar una respuesta.
Era imposible no prestarle atención teniéndolo dando pequeños saltos tan cerca, aunque el Senju continuara con su plan de ley del hielo.
"—¿No se supone que en momentos cómo este es cuando me preguntas porqué no había venido? Joder, no te preocupas ni un poquito por mí—"
El pelo gris se paró en seco y observó con ojos de odio al rostro del amejin. Era una mirada cortante filosa como un kunai. Casi sentía ganas de intentar atacarle de nuevo. Pero se contuvo, al menos por ahora. Hizo una mueca como si fuera a escupir un hilo de insultos, uno tras otro hasta sacarse todo el veneno de adentro pero otra vez ganó su temple.
Emprendió de nuevo la marcha.
—¿No te parece un poco tarde? —Soltó casi entre dientes —¡Casi tres meses tarde! — Había alzado la voz de nuevo y se giró hacia el otro sin detenerse.
—Y vienes y antes de pedirme disculpas ¿Me atacas? Yo he venido aquí todos estos días ¿Y tú dónde has estado? —
Siguió caminando hacia adelante, casi como si no quisiera escuchar una respuesta.