15/07/2019, 13:39
Al final, la genin tomó la decisión aparentemente más sencilla y que, a fin de cuentas, le permitía seguir las órdenes que había recibido que era vigilar el carro. Además, solo sería una miradita inocente, nada podía salir mal, ¿verdad?
Al menos una idea la tenía clara, había que ser rápido y no entretenerse demasiado. Toba podría salir en cualquier momento y, conociendo a ese viejo verde gruñón, seguramente que le sentaría mal ver que la gennin que había contratado para protegerle husmeando bajo la lona de su propio carro.
Mei posó su mano y pudo notar cientos de piezas pequeñas, quizás del tamaño de la palma de la mano, eran duros, probablemente de plástico o algo así. Quizás madera, pero su superficie parecía regular y eso era algo que era difícil de emular para la madera. De hecho, parecían que eran palos, como he dicho antes, pequeños, del tamaño de una mano abierta, no más.
Obviamente, aquello podían ser muchas cosas, pero para realizar la última criba y saber qué diantres se transportaba, Mei hizo un último intento en el que levantó la lona de forma muy sutil para tratar de ver, pero estaba demasiado oscuro allí abajo. Si quería ver con sus ojos lo que había allí debajo iba a necesitar apartar la lona un poco más y ser menos discreta.
El podenco volvió a relinchar, esta vez con más fuerza, como si estuviera pidiendo algo.
Al menos una idea la tenía clara, había que ser rápido y no entretenerse demasiado. Toba podría salir en cualquier momento y, conociendo a ese viejo verde gruñón, seguramente que le sentaría mal ver que la gennin que había contratado para protegerle husmeando bajo la lona de su propio carro.
Mei posó su mano y pudo notar cientos de piezas pequeñas, quizás del tamaño de la palma de la mano, eran duros, probablemente de plástico o algo así. Quizás madera, pero su superficie parecía regular y eso era algo que era difícil de emular para la madera. De hecho, parecían que eran palos, como he dicho antes, pequeños, del tamaño de una mano abierta, no más.
Obviamente, aquello podían ser muchas cosas, pero para realizar la última criba y saber qué diantres se transportaba, Mei hizo un último intento en el que levantó la lona de forma muy sutil para tratar de ver, pero estaba demasiado oscuro allí abajo. Si quería ver con sus ojos lo que había allí debajo iba a necesitar apartar la lona un poco más y ser menos discreta.
El podenco volvió a relinchar, esta vez con más fuerza, como si estuviera pidiendo algo.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa