20/07/2019, 15:00
Juro observó brevemente el comedor: había cuatro grandes mesas sobre una instancia perfectamente iluminada. El marionetista comprobó que era bastante acogedor: ya fuese por la luz, el ambiente o el olor, le recordaba a su hogar.
Su alumno se sentó en una de las cuatro mesas, y el marionetista le imitó. Supuso que faltaría gente aún para llenar tantos espacios.
Una muchacha que debía trabajar ahí (probablemente, siendo la hija del mesero o con alguna clase de parentesco) se sentó junto a ellos, diciendo que también era su hora de comer. Juro pudo ojear los platos: realmente tenían buena pinta. Mucho mejor que lo que cocinaba su hermana en casa, y lo que probablemente podría cocinar él mismo en un futuro cercano.
— Por supuesto — asintió Juro. Pensó en la comida y se le hizo la boca agua, pero trató de disimularlo.
La muchacha se fue, y dejó a ambos con la comida. Juro también conocía las normas de cortesía, pero igual que su alumno, estaba sufriendo por dentro. Decidió mantener una conversación para aligerar el hambre.
— Tienes razón, hay algo especial. Este lugar es muy hogareño — asintió Juro —. He estado en tabernas, hoteles... por muchas zonas del mundo, pero nunca había visto un lugar tan... familiar. Las mesas están organizadas para que la gente hable entre ellos, y parece que se han esforzado mucho haciendo esta comida.
Su alumno se sentó en una de las cuatro mesas, y el marionetista le imitó. Supuso que faltaría gente aún para llenar tantos espacios.
Una muchacha que debía trabajar ahí (probablemente, siendo la hija del mesero o con alguna clase de parentesco) se sentó junto a ellos, diciendo que también era su hora de comer. Juro pudo ojear los platos: realmente tenían buena pinta. Mucho mejor que lo que cocinaba su hermana en casa, y lo que probablemente podría cocinar él mismo en un futuro cercano.
— Por supuesto — asintió Juro. Pensó en la comida y se le hizo la boca agua, pero trató de disimularlo.
La muchacha se fue, y dejó a ambos con la comida. Juro también conocía las normas de cortesía, pero igual que su alumno, estaba sufriendo por dentro. Decidió mantener una conversación para aligerar el hambre.
— Tienes razón, hay algo especial. Este lugar es muy hogareño — asintió Juro —. He estado en tabernas, hoteles... por muchas zonas del mundo, pero nunca había visto un lugar tan... familiar. Las mesas están organizadas para que la gente hable entre ellos, y parece que se han esforzado mucho haciendo esta comida.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60