24/07/2019, 16:06
—Me parece un buena idea, aunque podríamos ir en unos minutos, dudo mucho que si asaltaran el tren lo hicieran al comienzo del trayecto... —comentó Eri, pensativa—. O bueno... Quizá sería buena idea ir ya.
Ambas kunoichi se volvieron hacia Mogura, quien echó una ojeada por encima de su hombro hacia la puerta que se encontraba tras su espalda.
—Sería prudente familiarizarse con el tren antes de que cualquier cosa pase —coincidió, volviéndose hacia ellas—. Quien sabe, quizás hasta encontremos un mejor lugar para ver el paisaje.
—Entonces no hay más que hablar —asintió Ayame.
Se puso en pie, pero no tuvo en cuenta el traqueteo del vehículo y se tambaleó peligrosamente cuando estuvo a punto de caer. Afortunadamente, logró mantener el equilibrio a la perfección y echó a andar en dirección contraria a la marcha del ferrocarril, hacia la puerta del fondo del vagón. Sin embargo, se detuvo en seco a mitad de camino al darse cuenta de una cosa.
—Ah... perdonad —se disculpó, con una sonada inclinación de cabeza, mientras dejaba paso tanto a Eri como a Mogura.
Durante un instante, y por la emoción de reencontrarse con sus viejos amigos, la muchacha había olvidado por completo que ella era una genin, y que estaba en presencia de un chuunin y una jonin.
Ambas kunoichi se volvieron hacia Mogura, quien echó una ojeada por encima de su hombro hacia la puerta que se encontraba tras su espalda.
—Sería prudente familiarizarse con el tren antes de que cualquier cosa pase —coincidió, volviéndose hacia ellas—. Quien sabe, quizás hasta encontremos un mejor lugar para ver el paisaje.
—Entonces no hay más que hablar —asintió Ayame.
Se puso en pie, pero no tuvo en cuenta el traqueteo del vehículo y se tambaleó peligrosamente cuando estuvo a punto de caer. Afortunadamente, logró mantener el equilibrio a la perfección y echó a andar en dirección contraria a la marcha del ferrocarril, hacia la puerta del fondo del vagón. Sin embargo, se detuvo en seco a mitad de camino al darse cuenta de una cosa.
—Ah... perdonad —se disculpó, con una sonada inclinación de cabeza, mientras dejaba paso tanto a Eri como a Mogura.
Durante un instante, y por la emoción de reencontrarse con sus viejos amigos, la muchacha había olvidado por completo que ella era una genin, y que estaba en presencia de un chuunin y una jonin.