28/07/2019, 05:04
—¿Da-damas de honor?— titubeé al escuchar la noticia, fue tan repentina que caí de lleno en el sofá de la cama —. ¿Las dos?
Ante mis esmeraldas yacía la figura de mi madre quien parecía estar más alegre y calmada con las buenas nuevas, sonrió con regocijo y asintió —. ¿Sabes cuanto tiempo hemos esperado que tu prima Sango formalice su relación?— Naoko se encontraba tan de buen humor que había pasado un par de horas en la cocina horneando unas galletas con chispas de chocolate, ahora mismo se encontraba comiéndose una de ellas con té frío, esto parecería normal en cualquier casa, con diferencia que a mi progenitora no se le daba bien el arte culinario, todo parecería normal sí las galletas no se hubiesen quemado y ella no se las estuviese comiendo así...
—Será un honor...— respondí con obligación, tenía muchos años que no veía a la familia de mi madre, había pasado tanto tiempo que ni lo recordaba, mucho menos a San-chan —¿Será incómodo? — suspiré, en mi interior esperaba que no.
—Lo mejor de todo es que ya notifiqué nuestra ausencia, así no tendrás ninguna excusa para no ir— soltó Naoko previendo algún pretexto de mi parte —. Partimos mañana, quiero llegar antes para descansar y relajarnos un poco, asegúrate de llevar todo lo necesario— no había más que decir, mi madre se fue, dejando en la mesa un plato con tres galletas chamuscadas —. ¡Y no creas que lo dejé pasar por alto, no quisiste probar mis galletas!
El viaje hasta el País del Agua transcurrió normal, nos tomamos el tiempo necesario para llegar, era uno de los beneficios de haber salido con tanto tiempo de anticipación, sí, falta casi que una semana para el día del matrimonio, así de planificadora era Naoko, incluso había pedido un permiso por quince días, por sí había algún contratiempo, ¿qué podría ocurrir? ¿iban a secuestrar al novio o algo así? ¿quedaríamos varadas en una de las islas? ¿los barcos por algún extraño motivo no zarparían? Yo sabía que ante todas esas dudas en mi mente solo sabía un rotundo no, pero aún así mi madre era precavida, muy precavida.
—Bueno, admito que había olvidado como era la capital del país del agua— sí no lograba recordar la última vez que visité a mi tía y a mi prima, ¿como recordaría la ciudad? Bueno, sí recordaba algo, pero era totalmente diferente a lo que ahora tenía frente a mis ojos.
—Claro, sí te has negado a venir todas las veces que te he dicho o te han invitado, sigo sin entender porqué, con lo bien que te llevas con Sango— evidentemente era el momento oportuno para hablar del tema —. Entonces... ¿Pasó algo entre ust-
—¿No me comentaste que tenías que ir confirmar la reservación del hotel? — dije cambiando el tema de conversación con rapidez.
—¡¿EL HOTEL? Casisemeolvida!— corrió de un lado a otro buscando ubicarse, luego se detuvo en seco, parecía que recordó la localización exacta del lugar y entonces volvió, puso un mano en mi hombro y luego agarró mi equipaje —. Yo te busco, ve a curiosear un poco, quizá encuentres algo que te guste.
Y ahí me encontraba yo, viendo las vidrieras de las finas y lujosas tiendas de la capital, tenían ropa exquisita y diferente, más moderna, más juvenil, más colorida, ciertamente podría aprovechar para adquirir algunas «Definitivamente tengo que venir para acá con mamá» seguí caminando hasta que me topé de frente con un restaurante, mis entrañas se retorcieron y mi estómago rugió demandando comida, recordándome lo hambrienta que estaba.
Las mesas estaban al aire libre y bajo la protección de un gran toldo unicolor, me senté y busqué con mi mirada al camarero, en la mesa no había carta.
Ante mis esmeraldas yacía la figura de mi madre quien parecía estar más alegre y calmada con las buenas nuevas, sonrió con regocijo y asintió —. ¿Sabes cuanto tiempo hemos esperado que tu prima Sango formalice su relación?— Naoko se encontraba tan de buen humor que había pasado un par de horas en la cocina horneando unas galletas con chispas de chocolate, ahora mismo se encontraba comiéndose una de ellas con té frío, esto parecería normal en cualquier casa, con diferencia que a mi progenitora no se le daba bien el arte culinario, todo parecería normal sí las galletas no se hubiesen quemado y ella no se las estuviese comiendo así...
—Será un honor...— respondí con obligación, tenía muchos años que no veía a la familia de mi madre, había pasado tanto tiempo que ni lo recordaba, mucho menos a San-chan —¿Será incómodo? — suspiré, en mi interior esperaba que no.
—Lo mejor de todo es que ya notifiqué nuestra ausencia, así no tendrás ninguna excusa para no ir— soltó Naoko previendo algún pretexto de mi parte —. Partimos mañana, quiero llegar antes para descansar y relajarnos un poco, asegúrate de llevar todo lo necesario— no había más que decir, mi madre se fue, dejando en la mesa un plato con tres galletas chamuscadas —. ¡Y no creas que lo dejé pasar por alto, no quisiste probar mis galletas!
Unos días más tardes
El viaje hasta el País del Agua transcurrió normal, nos tomamos el tiempo necesario para llegar, era uno de los beneficios de haber salido con tanto tiempo de anticipación, sí, falta casi que una semana para el día del matrimonio, así de planificadora era Naoko, incluso había pedido un permiso por quince días, por sí había algún contratiempo, ¿qué podría ocurrir? ¿iban a secuestrar al novio o algo así? ¿quedaríamos varadas en una de las islas? ¿los barcos por algún extraño motivo no zarparían? Yo sabía que ante todas esas dudas en mi mente solo sabía un rotundo no, pero aún así mi madre era precavida, muy precavida.
—Bueno, admito que había olvidado como era la capital del país del agua— sí no lograba recordar la última vez que visité a mi tía y a mi prima, ¿como recordaría la ciudad? Bueno, sí recordaba algo, pero era totalmente diferente a lo que ahora tenía frente a mis ojos.
—Claro, sí te has negado a venir todas las veces que te he dicho o te han invitado, sigo sin entender porqué, con lo bien que te llevas con Sango— evidentemente era el momento oportuno para hablar del tema —. Entonces... ¿Pasó algo entre ust-
—¿No me comentaste que tenías que ir confirmar la reservación del hotel? — dije cambiando el tema de conversación con rapidez.
—¡¿EL HOTEL? Casisemeolvida!— corrió de un lado a otro buscando ubicarse, luego se detuvo en seco, parecía que recordó la localización exacta del lugar y entonces volvió, puso un mano en mi hombro y luego agarró mi equipaje —. Yo te busco, ve a curiosear un poco, quizá encuentres algo que te guste.
Y ahí me encontraba yo, viendo las vidrieras de las finas y lujosas tiendas de la capital, tenían ropa exquisita y diferente, más moderna, más juvenil, más colorida, ciertamente podría aprovechar para adquirir algunas «Definitivamente tengo que venir para acá con mamá» seguí caminando hasta que me topé de frente con un restaurante, mis entrañas se retorcieron y mi estómago rugió demandando comida, recordándome lo hambrienta que estaba.
Las mesas estaban al aire libre y bajo la protección de un gran toldo unicolor, me senté y busqué con mi mirada al camarero, en la mesa no había carta.
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«Pienso»
Akito (Teal)
Naoko (Lightcoral)
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