30/07/2019, 17:34
—O-oh. Entiendo. E-es la costumbre. D-disculpe, Ayame-san —respondió Ranko, inclinando la cabeza. Aunque enseguida se apresuró a corregirse, agitando las manos en el aire—. ¡Ah, n-no! Perdone. ¡D-digo! ¡Disculpa! ¡Tú! ¡Ayame-san!
Ayame no pudo evitar reírse.
—No te preocupes de verdad —la consoló, dándose cuenta de la vergüenza que sentía la muchacha—. Sólo soy una genin de Amegakure, no es necesario que te tomes tantas molestias conmigo.
Ambas enfilaron la calle cuesta arriba, y por el camino Ranko añadió una nueva pregunta.
—Ahm… ¿P-por qué…? ¿Por qué no pudo di… disfrutar el festival? D-digo, si se puede saber…
Ayame frunció los labios y torció la cabeza a un lado y a otro. Ni siquiera ella, dos años después, sabía a ciencia cierta lo que había ocurrido aquella noche ni cómo había ocurrido. Aquel había sido uno de los acontecimientos más extraños que había vivido.
—Esa noche fue muy extraña... —comentó en voz baja y de forma pausada, con cierto reparo. No era algo que le hubiese contado a muchas otras personas. Después de todo, era terriblemente difícil de explicar. ¿Quién iba a creer una historia así?—. De alguna manera... otros chicos y yo nos vimos encerrados en una... especie de casa encantada a las afueras del pueblo y tuvimos que colaborar para poder salir de ella. Oh, por cierto, entre esos chicos estaba Juro-san.
Ayame no pudo evitar reírse.
—No te preocupes de verdad —la consoló, dándose cuenta de la vergüenza que sentía la muchacha—. Sólo soy una genin de Amegakure, no es necesario que te tomes tantas molestias conmigo.
Ambas enfilaron la calle cuesta arriba, y por el camino Ranko añadió una nueva pregunta.
—Ahm… ¿P-por qué…? ¿Por qué no pudo di… disfrutar el festival? D-digo, si se puede saber…
Ayame frunció los labios y torció la cabeza a un lado y a otro. Ni siquiera ella, dos años después, sabía a ciencia cierta lo que había ocurrido aquella noche ni cómo había ocurrido. Aquel había sido uno de los acontecimientos más extraños que había vivido.
—Esa noche fue muy extraña... —comentó en voz baja y de forma pausada, con cierto reparo. No era algo que le hubiese contado a muchas otras personas. Después de todo, era terriblemente difícil de explicar. ¿Quién iba a creer una historia así?—. De alguna manera... otros chicos y yo nos vimos encerrados en una... especie de casa encantada a las afueras del pueblo y tuvimos que colaborar para poder salir de ella. Oh, por cierto, entre esos chicos estaba Juro-san.