4/08/2019, 16:07
Para mi sorpresa, dejando a un lado la escasa conversación que llegó a mis oídos, Onome se mostró muy receptiva y se aproximó lo suficiente para tomar mis manos —¿Sí?— dudé, nunca me había puesto a pensar en la similitud de nuestros rasgos fisionómicos —. Aunque los años no parecen pasar para ti, se ve muy bien— dije con amabilidad, aunque desde que la recordaba se veía así, bueno quizás tenía un poco más de canas, y alguna que otra arruga, pero nada más.
—¿Entrar? ¿En medio de la competencia?— dudé, no quería interponerme entre atenderme y atender su evento, pero antes de que pudiese replicar ya me encontraba en el interior del local, era más cálido y con un exquisito aroma a comida recién salteada.
— Onome-obasan… — emitió un muchacho que se cruzaba en nuestro camino, se encontraba haciendo una reverencia.
Miré de soslayo a Onome, su lenguaje corporal cambió, se tensó un poco y su amabilidad abandonó su voz, dando paso a un tono un poco más serio. El muchacho decía que venía a participar en el evento, pero era evidente que estaba retardado, muy retardado, y por algún extraño motivo parecía bastante relajado, o mejor dicho confianzudo, ¿pretendía llegar y entrar de una vez al concurso? le lancé una mirada de desaprobación, pero no dije nada, no era mi problema, además, la canosa estalló presentado los múltiples motivos que tenía para no dejarle participar. La victoria de Onome fue aplastante y a aquel joven solo le quedó bajar la voz y aceptar la sentencia, no sin antes rogar por comer uno de aquellos deliciosos platos.
Pasé por un lado de él cuando se apartó y entonces lancé una mirada descarada para detallarlo, luego seguí como si nada —¿Que ha sido eso? — pregunté mientras seguía los pasos de la señora.
—¿Entrar? ¿En medio de la competencia?— dudé, no quería interponerme entre atenderme y atender su evento, pero antes de que pudiese replicar ya me encontraba en el interior del local, era más cálido y con un exquisito aroma a comida recién salteada.
— Onome-obasan… — emitió un muchacho que se cruzaba en nuestro camino, se encontraba haciendo una reverencia.
Miré de soslayo a Onome, su lenguaje corporal cambió, se tensó un poco y su amabilidad abandonó su voz, dando paso a un tono un poco más serio. El muchacho decía que venía a participar en el evento, pero era evidente que estaba retardado, muy retardado, y por algún extraño motivo parecía bastante relajado, o mejor dicho confianzudo, ¿pretendía llegar y entrar de una vez al concurso? le lancé una mirada de desaprobación, pero no dije nada, no era mi problema, además, la canosa estalló presentado los múltiples motivos que tenía para no dejarle participar. La victoria de Onome fue aplastante y a aquel joven solo le quedó bajar la voz y aceptar la sentencia, no sin antes rogar por comer uno de aquellos deliciosos platos.
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Hablo (Aquamarine)
«Pienso»
Akito (Teal)
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