5/08/2019, 05:54
Sin embargo, el enano no terminaba de marcharse, al parecer tenía otra cosa en mente y se quedó ahí, noté como su estúpida sonrisa desaparecía para dar lugar a un ceño fruncido.
—No intervengan o me veré forzado a defenderme— ordenó lo más autoritario posible.
—¿Defenderte de qué? Sí el único que está atacando aquí eres tú— respondí más irritada, me separé del mesero y me erguí, aunque el dolor en mi abdomen se no había marchado, ya me sentía un poco mejor.
—¿¡Pero que te pasa maldito enano!?
—Vos. ¿Qué tuviste que ver con el robo del cuadro de las Montañas Dragón en Tanzaku Gai? Responde por las buenas, porque si crees que voy a detenerme por estos tipos a los que estás manipulando estás muy equivocada. Dime qué demonios pasó el día de aquel crimen.
—Para empezar, ¿quien te crees que eres para golpearme? Sin siquiera disculparte, ¿quién te crees que eres para interrogarme?— dije aún más seria que él —. Identificate, luego pídeme perdón y después veré sí me da la gana de colaborar contigo— exigí.
—Les pido por favor que no interfieran. No quiero lastimarlos, pero si se interponen en mi camino no me van a dejar opción. No pienso dejar libre a una posible criminal.
—¿Osas levantar calumnias contra mi?— sí las miradas mataran... —¿No te dije que cuidaras tu lengua?— mi indicé acusó al enano, pero... ¿era él a quien realmente apuntaba? Sí el antisocial se atrevía a voltear la mirada vería que a aproximadamente tres metros detrás de él se encontraba una mujer más alta que él y que yo, de cabellera negra y larga, piel clara, tenía un semblante serio y desafiante, en su frente reposaba el protector del espiral y en su mano reposaba uno igual; ella no venía sola, no, un ejercito de mil bichos volaban a su alrededor, dando un aspecto más intimidante.
—¿Alguien me puede explicar lo que está sucediendo?— Naoko caminó hacia mi, seguida de todos sus insectos y entonces dejó el metal en mi mano —. ¿Cuantas veces tengo que decirte que debes llevar la bandana?— me reprochó.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, mi mamá tenía cara de pocos amigos, ¿cuanto tiempo tendría ahí? Ni yo me había percatado de su presencia.
—No intervengan o me veré forzado a defenderme— ordenó lo más autoritario posible.
—¿Defenderte de qué? Sí el único que está atacando aquí eres tú— respondí más irritada, me separé del mesero y me erguí, aunque el dolor en mi abdomen se no había marchado, ya me sentía un poco mejor.
—¿¡Pero que te pasa maldito enano!?
—Vos. ¿Qué tuviste que ver con el robo del cuadro de las Montañas Dragón en Tanzaku Gai? Responde por las buenas, porque si crees que voy a detenerme por estos tipos a los que estás manipulando estás muy equivocada. Dime qué demonios pasó el día de aquel crimen.
—Para empezar, ¿quien te crees que eres para golpearme? Sin siquiera disculparte, ¿quién te crees que eres para interrogarme?— dije aún más seria que él —. Identificate, luego pídeme perdón y después veré sí me da la gana de colaborar contigo— exigí.
—Les pido por favor que no interfieran. No quiero lastimarlos, pero si se interponen en mi camino no me van a dejar opción. No pienso dejar libre a una posible criminal.
—¿Osas levantar calumnias contra mi?— sí las miradas mataran... —¿No te dije que cuidaras tu lengua?— mi indicé acusó al enano, pero... ¿era él a quien realmente apuntaba? Sí el antisocial se atrevía a voltear la mirada vería que a aproximadamente tres metros detrás de él se encontraba una mujer más alta que él y que yo, de cabellera negra y larga, piel clara, tenía un semblante serio y desafiante, en su frente reposaba el protector del espiral y en su mano reposaba uno igual; ella no venía sola, no, un ejercito de mil bichos volaban a su alrededor, dando un aspecto más intimidante.
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Un escalofrío recorrió mi cuerpo, mi mamá tenía cara de pocos amigos, ¿cuanto tiempo tendría ahí? Ni yo me había percatado de su presencia.
Hablo (Aquamarine)
«Pienso»
Akito (Teal)
Naoko (Lightcoral)
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