5/08/2019, 17:46
Yuuna contempló a Tsubame como quien analiza a un desconocido que se presenta por primera vez. Asió su espada con determinación, entrecerró los ojos y comenzó a caminar en círculos alrededor de Reiji.
—Tu postura es buena —dijo—. No eres samurai, shinobi. Pero algo me dice que te están entrenando bien en el camino de la espada.
»No obstante.
Ocurrió tan sólo en un parpadeo. Ahora Yuuna estaba frente a él, el filo de su espada levantado y descendiendo sobre él, raudo como una centella. Al momento siguiente, la mujer había doblado las rodillas, agachándose, y con gran fuerza trató de golpearle en el estómago con la guarda de su espada. Dio un salto hacia atrás, dando dos cortes verticales, uno hacia arriba, otro hacia abajo, muy rápidos. Se deslizó por la cubierta con destreza y sonrió.
—Tu postura es buena —dijo—. No eres samurai, shinobi. Pero algo me dice que te están entrenando bien en el camino de la espada.
»No obstante.
Ocurrió tan sólo en un parpadeo. Ahora Yuuna estaba frente a él, el filo de su espada levantado y descendiendo sobre él, raudo como una centella. Al momento siguiente, la mujer había doblado las rodillas, agachándose, y con gran fuerza trató de golpearle en el estómago con la guarda de su espada. Dio un salto hacia atrás, dando dos cortes verticales, uno hacia arriba, otro hacia abajo, muy rápidos. Se deslizó por la cubierta con destreza y sonrió.
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