8/08/2019, 13:09
—¿Ah sí?— dudé un momento mientras lanzaba una última mirada a aquel muchacho —. Que alivio— comenté con tranquilidad mientras seguía los pasos de Onome hacia el interior del local, una vez adentro era evidente la ausencia de personas en el mismo, no había que preocuparse por la causa de aquel fenómeno, para nadie en la aldea era un secreto que hoy se celebraría aquella competencia, y que el ganador se llevaría un jugoso premio.
— Déjame que te cuente algo. — Suspiró.
—Soy todo oídos— dije a la par que tomaba asiento para ponernos cómodas.
Onome explicó que aquel chico tenía tres años participando en las competencias que ella realizaba, aunque ese no fue el verdadero problema, sino que él se hizo con la victoria consecutivamente llevando la verguenza como un estandarte para la tienda de la tía, dejando en ridículo a los aldeanos y demás participantes, mejor dicho, humillándolos a todos — Es por eso que la presencia de ese extranjero me causa tanto malestar, mi niña. Especialmente cuando trata de pasarse de listo. — Nuestros ojos se conectaron y se hizo un breve silencio, y por si no fuese suficiente la actitud sobrada y confianzuda del shinobi, al terminar rechazaba el premio para el vencedor, cosa que causaba aún más molestias.
—Vaya... ¿Qué cosas, no? — no sabía exactamente que decir, así que dije lo primero que vino a mi mente —.Bueno, pero este año no tendrás que preocuparte por eso, él no está participando, recuperaran el honor y estará más relajada— dije como sí fuese totalmente cierto.
Miré con ansias la llegada de algún empleado, o a la espera que la mismísima Onome hiciera algún llamado, el olor de las cocinas y el viaje me habían abierto el apetito.
—Mi padre te manda saludos, te ha mandado un detalle — busqué en mi mochila una pequeña bolsa, estaba amarrada con una cinta en su extremo —. No sé lo que es, imagino que ustedes han hablado— estiré la mano para hacerle entrega del recado —. También me dijo que tendrías algo para él—. solicité con la esperanza de que pudiera entregármelo y retirarme lo antes posible, así disfrutaría plenamente de mis vacaciones.
— Déjame que te cuente algo. — Suspiró.
—Soy todo oídos— dije a la par que tomaba asiento para ponernos cómodas.
Onome explicó que aquel chico tenía tres años participando en las competencias que ella realizaba, aunque ese no fue el verdadero problema, sino que él se hizo con la victoria consecutivamente llevando la verguenza como un estandarte para la tienda de la tía, dejando en ridículo a los aldeanos y demás participantes, mejor dicho, humillándolos a todos — Es por eso que la presencia de ese extranjero me causa tanto malestar, mi niña. Especialmente cuando trata de pasarse de listo. — Nuestros ojos se conectaron y se hizo un breve silencio, y por si no fuese suficiente la actitud sobrada y confianzuda del shinobi, al terminar rechazaba el premio para el vencedor, cosa que causaba aún más molestias.
—Vaya... ¿Qué cosas, no? — no sabía exactamente que decir, así que dije lo primero que vino a mi mente —.Bueno, pero este año no tendrás que preocuparte por eso, él no está participando, recuperaran el honor y estará más relajada— dije como sí fuese totalmente cierto.
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